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Sesenta y ocho días después, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page volverán a verse las caras. Será este jueves en Cuenca durante la visita que Sánchez hará al Instituto de Enseñanza Secundaria 'Fernando Zobel' para presentar el plan de formación ante emergencias de Protección Civil en centros educativos no universitarios.

Un encuentro institucional cuyo ambiente se antoja muy diferente al que se respiró la última vez que se vieron las caras en el Comité Federal del PSOE. En aquel cónclave celebrado el 5 de julio se evidenció más que nunca el aislamiento aparente que sufre Page dentro de su partido como única voz crítica con el liderazgo de Sánchez.

En una cita que el PSOE planteó como un cierre de filas interno ante la explosión del 'caso Cerdán', Page se alejó de ese guion pidiendo al presidente del Gobierno, cara a cara, que se sometiese a una cuestión de confianza en el Congreso de los Diputados o convocara elecciones generales.

En la cita, que se celebró a puerta cerrada, el barón reclamó al partido afrontar con "valentía" la crisis abierta por la aparición de casos de corrupción y que bajo su punto de vista ponía en tela de juicio la credibilidad del partido y del Gobierno.

A Page tampoco le convencieron las 13 medidas anticorrupción anunciadas por Sánchez ni la manera en que reaccionó tras conocerse la implicación de Santos Cerdán y José Luis Ábalos en presuntas mordidas por adjudicaciones. Ante las palabras del presidente del Gobierno y secretario general del PSOE pidiendo "perdón" por "haber confiado en quien no debí confiar", el castellano-manchego exigió "soluciones de calado y no paños calientes".

La respuesta a la intervención de Page no vino por parte de Sánchez -que lo obvió en su discurso de cierre- sino de parte de sus ministros. El más crítico, como había ocurrido en encontronazos anteriores, fue el titular de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente, quien centró la mayor parte de su intervención en Page, al que llegó a acusar de "hipócrita".

Todo ello por "haber aplaudido a la nueva Ejecutiva" después de decir un día antes que algunos de sus miembros podrían acabar en la cárcel. Concretamente, el toledano había asegurado en la previa al encuentro socialista que "algunos no saben ni siquiera si van a cumplir el fin de semana en el mismo cargo o van a seguir en la política".

"Si tiene algún dato, por la gente con la que tiene relación, que se lo cuente al resto de los compañeros del partido", aseguró Puente a Page, quien también afirmó que "la hipocresía siempre me sale a devolver".

Pilar Alegría, que invitó al toledano a disputar el liderazgo nacional si no estaba de acuerdo con la gestión o Ángel Víctor Torres, que consideró "caer en la trampa del PP" hacer caso a la petición de cuestión de confianza o elecciones, también se sumaron a las críticas.

A la entrada al Comité, ya se podían adivinar los derroteros por los que podría discurrir el encuentro. A su llegada, medio centenar de personas recibía a Page con gritos de "fuera", "facha", "miserable" o "sinvergüenza". Él mismo se refería a esta situación como una situación propiciada por gente "de derecha y de ultraderecha, además de algunos piquetes de la casa, domésticos".

Conferencia de Presidentes

Un mes antes del cónclave socialista, los dos dirigentes socialistas también coincidieron en la Conferencia de Presidentes celebrada el 6 de junio en Barcelona.

En aquella ocasión, también se pudo palpar la tensión entre ambos cuando Sánchez cortó la intervención de Page durante el turno de preguntas, una situación que también se había vivido en otro encuentro similar celebrado en diciembre de 2024 en La Palma.

De ahí que el presidente castellano-manchego ironizara asegurando que "pensaba que esta vez no sería interrumpido".