Tengo que contarlo o me va a dar un sofoco. No vivo de la emoción. Atención que aquí hay noticia: por primera vez he sobrevolado la recepción de los Reyes Felipe y Letizia en el Palacio Real de Madrid con motivo de la Fiesta Nacional, el tradicional besamanos, y mi discretísimo estreno no ha podido llegar en mejor ocasión que en este día histórico de la presencia, por primera vez, de la Princesa Leonor, guapa a rabiar y con ese porte tan de saber estar en su sitio. Llevo el impacto en el corazón, bum bum, bum bum, y una sonrisa que no se me cae de la cara de pura felicidad.

Dos mil personas y un montón de horas navegando en la espuma, que era como estar subida a una nube y ver el cielo con todos sus angelitos. Me puse de verde, que era el color del día, viva el Rey de España en esta fiesta tan grande. Los canapés, con su jamón y queso, tartar de atún, croquetas y mucha gastronomía española, estaban especialmente ricos, regados con cava y vinos de la tierra. Leonor, impresionante, lo mejor de la fiesta, con perdón de los Reyes.

Todo fantástico y mil corrillos largando del ruedo ibérico, de la amnistía y de lo costosísima que puede salir la investidura de Pedro Sánchez, ora con el mundillo político, ora con empresarios, periodistas por aquí, invitados de toda condición por allá. Me traían en volandas por los pasillos reales. Vi al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, en el desfile militar y después en la recepción, aunque en el cóctel se me escapó y luego me lo explicaron: no se quedó por evitar apartes y grupitos y que luego empiecen a salir en los medios interpretaciones equivocadas o manoseadas de sus palabras. Me parece bien que sea prudente, que la cosa política está muy enredada, aunque se perdió unas trufas de escándalo. Por favor, el juego que hubiera dado si se queda con los plumillas.

La Princesa Leonor junto a los Reyes. Foto: Europa Press

Page fue, en todo caso, un protagonista de la jornada. Todos recuerdan sus andanadas contra la cesión del sanchismo ante los separatistas y esto le sitúa en el centro de la atención periodística y política. No sé si se mueve una hoja en este PSOE, pero Page es la única oposición interna a Sánchez y los corrillos hablaron de él. Generalmente bien. Me cuentan, no obstante, que algunos periodistas tuvieron el privilegio de ver bajar del cielo a Sánchez, como una aparición espectral, y sugerir ante todos que la cosa está atada y en marcha: habrá amnistía (y ya veremos qué más), será sometida a la consideración del partido y no se descarta consultar a las bases, aunque una cosa tiene clara el inefable inquilino de la Moncloa: no existe contestación interna y la unidad es muy alta en el PSOE para favorecer la investidura. Vamos, que Page no existe.

O sea, que tararí. Por cierto, la portavoz sanchista mayor del reino, la manchega Isabel Rodríguez, iba muy de la tierra y se agradece el detalle. Se presentó al besamanos con un inmaculado look "artesano" del guadalajareño JCPajares y un corsé de lino reciclado bordado en Lagartera, con botones de cerámica y mucho detalle castellano-manchego. Muy bien, Isabel, haciendo patria. Nos gustas con el Rey mucho más que en las ruedas de prensa del Consejo de Ministros. Algún chascarrillo escuché sobre su futuro con Sánchez en la Moncloa, pero me lo voy a callar, que luego me regañan mis jefes.

Isabel Rodríguez en el besamanos

Otro ministro, Fernando Grande-Marlaska, comentó con los medios el agradecimiento recibido de la embajadora de Israel en España, Rodica Radian-Gordon, por la inmediatez en el refuerzo de la seguridad en los "puntos sensibles" tras el estallido del conflicto armado con Gaza, entre ellos en la ciudad de Toledo, tan importante en estos durísimos momentos. Marlaska destacó la importancia de estas medidas adoptadas y el detalle de la embajadora con la guerra más caliente que nunca. De Toledo se acordaron algunos por la pérdida de la Alcaldía por parte de Milagros Tolón, hoy diputada sanchista, que casi nadie termina de explicárselo. Pero la cosa es sencilla: el tándem de Carlos Velázquez con Inés Cañizares sacó más votos. Ya está.

Pero la participación castellano-manchega fue muy notable, ya digo. Más allá de Page e Isabel Rodríguez, estuvo muy elegante de blanco la expresidenta de la Junta y exministra María Dolores de Cospedal, además del gran Rafael Torres, presidente de la cooperativa Virgen de las Viñas (la mayor de Europa, que no se olvide); Roberto López, relevante figura en la etapa de José Bono, junto a su mujer, Ángeles Moreno, diplomática y secretaria de Estado de Exteriores; los periodistas Nacho Cardero y Amador G. Ayora, directores de El Confidencial y El Economista, y otro montón de gente. Presencia destacadísima, por supuesto, para nuestra presidenta ejecutiva de EL ESPAÑOL EL DIGITAL CLM, Esther Esteban, de verde, guapísima y elegante, y muy de hacer piña con otras dos grandes del periodismo: Ana Rosa Quintana y Paloma Barrientos. Lujazo. El presidente y director de EL ESPAÑOL, Pedro J. Ramírez, y su esposa, Cruz Sánchez de Lara (impresionante de guapa), brillaron con luz propia en una recepción real para mí tan maravillosa e inédita. Cospedal fue junto a su marido, Ignacio López del Hierro, y llamó la atención porque apenas se deja ver en público últimamente. Tan chic como siempre.

Esther Esteban junto a Ana Rosa Quintana y Paloma Barrientos

Que no se me olvide otro maestro de periodistas, el alcarreño Chani Pérez Henares, escritor de novela histórica que también anduvo haciendo patria chica en el cóctel. Chani forma parte junto con Isabel San Sebastián de un club de escritores de novela histórica y se le oyó contar que quiere promover en Castilla-La Mancha un gran foro de este tipo de literatura tan apasionante, y que cuenta con tantos maestros. Ojalá, sería una excelente iniciativa. En fin, la jornada dio para mucho pero yo salí encantada y tuvieron que echarme, porque no quería irme del Palacio Real. Soy muy de mi pueblo y estas cosas no se tienen a mano todos los días. Besos y que viva nuestra España, que es el día, con perdón del fugado, no vaya a enfadarse, el hombre, y Sánchez se quede sin el juguete.

Cruz Sánchez de Lara y Pedro J. Ramírez

  

María Dolores de Cospedal e Ignacio López del Hierro