Castilla-La Mancha es una comunidad que va a tener un simbolismo especial en las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo. Va a ser una de las grandes batallas de la noche electoral y hay varias razones para ello con claves nacionales que van más allá del puro contexto autonómico. Razones que nos llevan a pensar que puede haber un foco especial sobre la tierra castellano-manchega en la campaña electoral que arrancará en la medianoche de este jueves al viernes y que, al contrario que en anteriores ocasiones, llega marcada por una notable incertidumbre en el resultado final, con los dos grandes contendientes, el socialista Emiliano García-Page y el popular Paco Núñez, jugándose el todo por el todo por un puñado de votos.

¿Y cuáles son esas razones? Por un lado, la propia historia electoral de la región desde su nacimiento hace más de 40 años, un largo recorrido marcado siempre por gobiernos socialistas en la Junta de Comunidades, salvo el periodo de cuatro años entre 2011 y 2015 presidido por la popular María Dolores de Cospedal. Primero con José Bono, con siete mayoría absolutas consecutivas, y después con José María Barreda, y desde 2015 con Emiliano García-Page, la comunidad castellano-manchega ha apoyado mayoritariamente al PSOE en las autonómicas, aunque después en las generales su voto fuese al Partido Popular. Para la dirección nacional del PP de la madrileña calle Génova es importante romper por completo esa dinámica el 28-M y arrebatar al PSOE uno de sus "feudos históricos", pintando de azul el mapa castellano-manchego con Núñez al frente.

Pero existe otra razón de relieve nacional de gran significación en el PP. Desbaratar la estrategia de "poli bueno, poli malo" que mantienen García-Page y Pedro Sánchez en sus numerosos choques políticos a lo largo de los últimos meses. Que Page mantenga o no el poder en Castilla-La Mancha tiene el significado añadido de que se trata del barón territorial más díscolo frente al sanchismo, y lo que pase el 28 de mayo en la región puede ser indicativo del nivel de supervivencia en España de la marca PSOE. Es decir, si los socialistas salvan los muebles o no en Castilla-La Mancha tendrá también una lectura nacional en clave de análisis del "deterioro real" del socialismo en todo el país: si Page conserva el poder, el PSOE aún puede levantarse con vistas a las generales, pero si lo pierde podría ser como la última frontera que sujetaba la caída del PSOE. Que Page sea un ariete interno antisanchista añade un plus de interés para mirar con lupa sus resultados en la noche electoral.

Feijóo, Núñez y Vox

Una última clave nacional es la imagen que podría proyectar para el futuro de Alberto Núñez Feijóo un hipotético nuevo gobierno del PP con Vox en Castilla-La Mancha y cómo eso podría valorarse con vistas a las generales de diciembre. Es verdad que Sánchez no ha tenido empacho alguno en gobernar apoyándose en la ultraizquierda y los independentistas, pero es imprevisible a día de hoy cómo podría influir en el electorado del PP ver una nueva autonomía con la muleta de Vox, una idea sobre la que el PSOE insiste permanentemente para evidenciar que sólo hay dos opciones en Castilla-La Mancha: o Page o Paco Núñez "condicionado" por el partido de Santiago Abascal. Es obvio que lo que pase en la región marcará también los próximos meses de precampaña hasta las generales.

Por eso Ferraz y Génova están tan pendientes de este territorio, aunque con estrategias por completo diferentes. Incluso abiertamente contrarias. García-Page, en este contexto, sabe que está solo con la potentísima estructura de su partido en Castilla-La Mancha, aunque sin ningún apoyo del sanchismo y de Ferraz, que será mínimo y ocasional durante las dos semanas de campaña. De momento sólo está previsto, este domingo 14 de mayo, un único acto de campaña de Sánchez en Puertollano. Por el contrario, Paco Núñez tiene y tendrá el apoyo de Génova y directamente de Feijóo, que se ha implicado mucho en la precampaña en Castilla-La Mancha y también lo va a hacer en estas dos próximas semanas, además de otros líderes nacionales del PP.

En este sentido, la campaña de Page y de otros candidatos socialistas ha difuminado claramente el logotipo del PSOE y busca diferenciarse todo lo que pueda del sanchismo, potenciado el sello personal del presidente de la Junta y profundizando en los logros de su gestión por encima de otras consideraciones. Esta estrategia, según cuenta este miércoles El Mundo, se ve desde Ferraz como un grave error que hará perder votos a Page, pero en su equipo tienen claro que será todo lo contrario: atraerá a una parte relevante del voto moderado de los castellano-manchegos. En el lado opuesto, la campaña de Núñez, aunque también muy personal del propio candidato, potencia la imagen y el logo del PP y, sobre todo, la figura de Feijóo como el gran valor electoral. Ganar a Page, dicen los populares, será el primer gran paso para llevar a Feijóo a la Moncloa y derrotar a Sánchez.

El PSOE abrirá la campaña este jueves en la localidad toledana de Illescas y cerrará el viernes 26 en Cuenca, mientras el PP abrirá en el municipio ciudadrealeño de Campo de Criptana y cerrará en un lugar por determinar el día 26. El primer acto político de Feijóo con Núñez será este viernes 12 en Toledo y el último en el cierre de campaña también con el líder nacional, aún sin concretar. Es posible, aunque no está cerrado, que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, participe con Núñez en algún acto en la región, aunque hay muchas dificultades de agenda para que finalmente pueda realizarse.