Arranca en España la primera ola de calor de este verano, un espisodio "muy adverso", según ha calificado la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), que situará en riesgo extremo y en nivel naranja a varias regiones, entre ellas Castilla-La Mancha.

Según todas las previsiones, la ola de calor que empezó este miércoles se prolongará hasta el próximo lunes y podría tocar techo durante la jornada del sábado y el domingo, con decenas de localidades achicharrándose por encima de los 42 grados.

Por el momento, 14 comunidades autónomas se encuentran en alerta, dos de ellas en riesgo extremo (Aragón y Cataluña) y otras ocho en nivel naranja (Andalucía, Baleares, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura, Madrid, Navarra y La Rioja). Además, Cantabria, la Región de Murcia, País Vasco y la Comunidad Valenciana también están en alerta amarilla por calor.

Eso por el momento, porque la situación irá evolucionando con el paso de los días, y las alertas por altas temperaturas se trasladarán a más comunidades el viernes y el sábado. "Los avisos por altas temperaturas de nivel naranja (riesgo importante) del jueves se extenderán a más regiones el viernes. Los avisos rojos (riesgo extremo) del jueves en el Ebro (42º o más) se trasladarán el día siguiente al Guadalquivir (44º o más)", explicaba Rubén del Campo, portavoz de la Aemet, a través de las redes sociales.

La razón por la que gran parte de la Península se ha convertido en un horno es la irrupción de una masa de aire muy cálida procedente de África. "Junto a la alta insolación propia de estas fechas, está dando lugar a temperaturas muy altas", apunta la Aemet. Además, a este episodio de calor extremo se suma la llegada de polvo en suspensión procedente del Sahara fruto del gran recorrido que hará la masa de aire por el desierto antes de penetrar en la Península y Baleares. Así, solamente el área cantábrica y buena parte de Galicia y los Pirineos se librarán de esta situación.

Los puntos calientes

Como suele ser habitual cuando se dan fenómenos como éste en España, el valle del Guadalquivir, Extremadura y Murcia se llevarán la peor de la ola de calor durante el fin de semana. Decenas de localidades de las provincias de Córdoba, Sevilla, o Badajoz superarán ampliamente los 42ºC. Así, por ejemplo, la Aemet prevé máximas de 46 grados en Córdoba, Sevilla, Puente Genil (Córdoba), Écija (Sevilla), Utrera (Sevilla), Aznalcóllar (Sevilla) o Burguillos, por nombrar sólo algunas de las localidades que tendrán temperaturas puramente desérticas. A su alrededor, lugares como Algodonales (Granada), Jerez de la Frontera o Ubrique (Cádiz) también podrían estar por encima de los 43 grados. 

También la Comunidad de Murcia, el interior de Castilla La-Mancha y algunas zonas de la Comunidad Valenciana y el Valle del Ebro tendrán máximas que podrían superar los 42ºC. En Murcia, en concreto, se podrían llegar a alcanzar los 46º en la capital o en localidades como Alcantarilla o Molina de Segura. La cruda realidad es que esta ola de calor extremo no dará tregua siquiera por las noches. Los modelos meteorológicos que manejan los expertos apuntan que en los próximos días (y, sobre todo, durante el fin de semana) será difícil conciliar el sueño debido al mínimo descenso de los termómetros. "Las temperaturas nocturnas serán también muy elevadas, en torno a 25ºC en el sur peninsular, zona centro y valle del Ebro y de los 20ºC en el resto de las zonas", vaticina la Aemet. 

La tregua en los termómetros no llegará hasta el lunes, cuando el calor podrían empezar a descender ligeramente, aunque manteniéndose todavía en valores extremos. De hecho, en algunas ciudades como Córdoba o Sevilla podrían superarse los 42ºC durante esta jornada. También Murcia, Talavera de la Reina, y otros puntos del interior de Castilla-La Mancha seguirán con los termómetros por encima de los 40ºC, aunque ya en claro descenso. 

La primera ola de calor del veranoe ha tardado en llegar este año a España. Sin embargo, podría conseguir que se superase el récord de temperaturas máximas en decenas de localidades en España. "Pero, ¿el episodio de calor extremo que sufrimos en julio no fue una ola de calor?", podría preguntarse cualquiera. Lo cierto es que no. La Agencia Estatal de Meteorología establece que para que un fenómeno como éste sea considerado como ola de calor, han de darse tres requisitos: las temperaturas deben situarse por encima de lo 'normal', deben registrarse estas anomalías en al menos en un 10% de las estaciones meteorológicas del país y, sobre todo, debe durar al menos 72 horas. Unos requisitos que, esta vez sí, se cumplen.