Un 41 por ciento de enfermeras y enfermeros han sufrido el COVID-19 en Castilla-La Mancha, según la encuesta difundida por el Sindicato de Enfermería SATSE, que también concluye que estos profesionales ponen de nota un 2,6 sobre 10 a la gestión de la Consejería a la hora de solucionar sus problemas durante la crisis sanitaria.

También suspenden con un 3 sobre 10 la cantidad y calidad del material de protección que han tenido a su disposición, viéndose obligados 9 de cada 10 a reutilizar las mascarillas FPP-2 o FPP-3 para atender a pacientes y ciudadanos.

Estos resultados proceden del análisis que la empresa especializada en estudios

online Sondea ha elaborado para el Sindicato de Enfermería, SATSE, tras realizar

una encuesta a finales de mayo y principios de junio a un total de 8.218

enfermeras y enfermeros del conjunto del Estado sobre su situación y condiciones

de trabajo en la actual crisis sanitaria del COVID-19.

La alta afectación de la enfermedad dentro del colectivo enfermero, la falta de

suficiente material y equipos de protección, así como de pruebas diagnósticas

del coronavirus, y las graves consecuencias que su lucha contra la enfermedad ha supuesto a nivel personal y familiar, son algunas de las principales conclusiones

del estudio que, a juicio de SATSE, refrendan las sucesivas y reiteradas

denuncias que desde la organización sindical se han realizado tanto a nivel

nacional como internacional.

En lo que respecta a Castilla-La Mancha, el estudio señala que 9 de cada

10 profesionales de Enfermería encuestados han trabajado durante la crisis

sanitaria (95 por ciento) y han tenido contacto con pacientes diagnosticados o sospechosos de coronavirus (95,9 por ciento). De los enfermeros y enfermeras encuestados/as, un 41 por ciento aseguran haber tenido síntomas de la enfermedad.

En cuanto a las pruebas de detección de la enfermedad, fueron realizadas al

80,7 por ciento de las enfermeras y enfermeros de la comunidad autónoma. El

análisis apunta que a un 56,3 por ciento les han hecho pruebas PCRs, a un 38,2

por ciento, test rápidos, y a un 49,8 por ciento le realizaron estudios serológicos.

Dan una nota de 2,6 sobre 10 a Sanidad

En lo que respecta a la protección con la que han contado para realizar su

trabajo, la cantidad y calidad del material disponible ha sido valorado por los

profesionales durante las peores semanas de la pandemia con 3 puntos sobre

10, siendo muy mal puntuada (de 0 a 4) por el 74,6 por ciento. Ahora, sigue siendo percibida con una media de 4,5, y es suspendida por un 45,8 por ciento de los profesionales encuestados.

Asimismo, cerca de 8 de cada 10 enfermeras y enfermeros consideran que

necesitarían más información y formación sobre el manejo de los EPIs (79,4 por ciento), y un 49,6 por ciento declara no haber recibido ningún tipo de información y formación al respecto.

El material que más han tenido que reutilizar las enfermeras/os ha sido la

mascarilla FPP-2 o FPP-3, en concreto, un 90,6 por ciento de los profesionales

encuestados. Por otra parte, un 67,7 por ciento han reutilizado mascarillas

quirúrgicas y un 78,6 por ciento batas impermeables, mientras que un 46,5 por

ciento tuvieron que reutilizar trajes de buzo de los de un solo uso.

De otro lado, la encuesta pregunta a las enfermeras y enfermeros sobre la

gestión de la Consejería a la hora de solucionar sus problemas durante la crisis

sanitaria, y le dan una nota media de 2,6 sobre 10. En cuanto a la implicación del centro sanitario o sociosanitario en el que trabajan durante la crisis le dan

una nota de 3,9 sobre 10, mientras que puntúan con un 5,6 sobre 10 a la

implicación de su mando superior.

El estudio realizado también concluye que un 34,3 por ciento de las enfermeras/os de la comunidad autónoma han realizado alguna denuncia, escrito de queja o similar respecto a las circunstancias de seguridad existentes en las semanas de crisis sanitaria.

Asimismo, la pandemia ha afectado a la estabilidad del puesto de trabajo al 18,6 por ciento de las enfermeras y enfermeros encuestados, y un 15,3 por ciento de las enfermeras/os han necesitado ayuda psicológica por la sobrecarga laboral y duras condiciones que han tenido que soportar (estrés, ansiedad, contacto permanente con el dolor y, en muchas ocasiones, la muerte…), según el estudio realizado por la empresa Sondea.

“Las conclusiones del estudio no dejan lugar a dudas de que la falta de previsión

y diligencia de las autoridades competentes ha puesto en grave riesgo a la salud

y seguridad de las enfermeras y enfermeros, así como la de las personas de su

entorno”, ha subrayado SATSE, que insiste en que “todos los problemas, errores y

deficiencias constatadas no pueden volver a producirse en caso de nuevos

rebrotes de la enfermedad, porque sería una falta de respeto a la dignidad de los

ciudadanos y de los profesionales”.