El mercado de la vivienda está experimentando un nuevo boom, que se refleja tanto en la vertiente de la venta como en la del alquiler. Una efervescencia generalizada apuntalada por el teletrabajo en una amplia gama de ciudades pequeñas y medianas bien conectadas con las grandes urbes y donde tanto los compradores como los arrendatarios se inclinan por los inmuebles de mejor calidad frente a los que ofrecen precios más atractivos.

En concreto, esta efervescencia del mercado inmobiliario está alcanzando con mucha fuerza a las pequeñas y medianas capitales cercanas a Madrid y a Barcelona, además de a otras ciudades de menor tamaño como Sevilla, Valencia o Bilbao. Los precios de vivienda de segunda mano han subido a un ritmo del 3,3% en abril respecto al mismo mes del año pasado en el conjunto de España, de acuerdo con los datos de Idealista. Esta subida se intensifica en ciudades como Pamplona (12,5%), Toledo (8%), Girona (6,2%), Tarragona (6,1%) Guadalajara (5,1%) o Cádiz (4,9%). En el resto de capitales de provincia de Castilla-La Mancha las variaciones interanuales del precio de la vivienda fueron del 2,6% en Ciudad Real, Albacete (3,1%), y Cuenca (3%).

¿Qué tienen en común gran parte de estas ciudades? Se trata de capitales bien conectadas con las grandes urbes, pero con un notable descuento en los precios respecto a Madrid, Barcelona o Sevilla, por lo que resultan asequibles para muchos compradores con capacidad para teletrabajar. De esta forma, muchos ciudadanos pueden acceder a viviendas con calidades muy superiores a aquellas por las que podrían optar cerca de su lugar de trabajo, incluyendo más superficie, espacios al aire libre, un mejor aislamiento térmico y acústico o mayor luminosidad. Esto está tensionando enormemente los precios en estas ciudades, ya que el mercado de este tipo de viviendas no es tan grande como para acoger a los nuevos residentes en un corto espacio de tiempo.