Sostiene el presidente de Castilla-La Mancha que Netflix ya está tardando en llevar el drama del Partido Popular a la pantalla. En efecto, más no piense Emiliano que la tragedia de la formación conservadora puede comprimirse en una película o miniserie estilo Georgina. La tragedia de los populares viene de lejos, con muchas temporadas en antena, y con intérpretes y tramas dignas de las mejores series: las maniobras de Esperanza Aguirre para descabalgar a Mariano Rajoy, los espionajes a Ignacio González, mano derecha de Aguirre; la gestapillo de Manuel Cobo, hombre de confianza de Gallardón, Francisco Granados, Luis Bárcenas, Gürtel, Cristina Cifuentes, María Dolores Cospedal… configuran un elenco de personajes e intrigas que para sí quisieran productoras y guionistas. 

Una serie de embrollos y enredos en abierto que la pasada semana nos ofreció un nuevo capítulo que ya venía escribiéndose hace algún tiempo: el suministro de material sanitario a la Comunidad de Madrid por parte del hermano de su presidenta. Un nuevo desastre de consecuencias imprevisibles para la formación que Pablo Casado quiso zanjar frenando la investigación -generalmente confiadas por el partido a la agencia de Mortadelo y Filemón- para intentar alcanzar un acuerdo con Isabel Ayuso. 

Corrupción, comisiones, testaferros, desengaños, espionajes y traiciones propias de cualquier serie son los ingredientes principales que nos viene ofreciendo la formación popular durante tantas temporadas. Una maravillosa historia de odios y puñaladas por la espalda que VOX contempla con indisimulado entusiasmo. La formación ultraconservadora se frota las manos cada vez que ve pasar con los pies por delante a cualquier dirigente caído del PP, o protagonizando memorables tragedias. Un duelo generalmente acompañado por gran parte de desencantados que tras el sepelio no tardan en llamar a la puerta de Santiago Abascal, como así señalan las encuestas más recientes. 

Nos ofrece la formación popular cada día una maravillosa historia de odios y puñaladas a traición, configurando un estado de implosión permanente que igualmente se produce en otros territorios. Aquí, en Castilla-La Mancha, merece capítulo aparte la conspiración soportada recientemente por el nombramiento fallido del portavoz del PP en la Diputación de Toledo. Otra trama que no dejará indiferente al espectador, tampoco a la militancia del partido. Mientras, permanezcan atentos a la pantalla que no todo es Pasión de Gavilanes, Cuéntame, Tierra Amarga…, el PP también nos ofrece capítulos tan excitantes como extrambóticos.