La Iglesia de San Sebastián de Toledo, volvió a ser el escenario de un nuevo evento musical que se celebró el domingo 27 de abril y que se enmarcaba dentro de las XVII Jornadas ‘Música y Patrimonio’ organizadas por Momentum Toledo en las que colabora Medina Cultura y patrocina el Consorcio Toledo. Una jornada matutina en la que los contrastes comenzaban ya con el luminoso sol primaveral que disfrutaron los asistentes en la espera y la oscuridad recogida que impactaba al cruzar la puerta del templo y que brindó momentos de intimidad en muchos de los pianísimos que ofrecieron las dos protagonistas del concierto, Delia y María José, quienes consiguieron sacar del piano Boston una paleta interesante y variada de colores.
Delia Dobrin, de raíces rumanas y asentada en Toledo, y María José Ruiz García, de la provincia de Albacete y recién llegada de Italia después de unos meses de estudio gracias a una beca Erasmus +, ambas alumnas de piano en el Conservatorio Superior de Música de Castilla-La Mancha, presentaron un programa que ofrecía no solo diferentes estilos pianísticos sino una variedad de formas musicales habituales en los catálogos de los grandes compositores.
Así fue el caso de Delia, interpretando un Preludio Elegíaco, una Sarabanda, una Barcarolla, un Estudio y una Consolación. Cinco momentos que nacieron y murieron en la intimidad reflexiva de bellos acordes, los que placa Paul Dukas en su Preludio Elegíaco sobre el nombre de Haydn, y los que despliega Franz Liszt en su Consolación n. 3, S.171, llena de romanticismo y de momentos sublimes. En medio, una oscura Sarabanda de Bach BWV 813, perfecta para el espacio del concierto; una obra muy poco interpretada, la Barcarola del rumano George Enescu, en la que la pianista comenzó a mostrar un carácter más apasionado en varios de sus puntos culminantes; y un muy difícil Estudio op. 39 n. 5, con grandes crescendos que culminaron en el grito habitual de un compositor desgarrador como es Sergei Rachmaninoff.
También con la máxima pasión sonora iba a finalizar Maria José Ruiz su programa, abordando una Sonata op. 1 n. 1 de Johannes Brahms llena de profundidad, con gran intención rítmica y un sonido bien construido, sobrevolando las altas cotas sonoras que exige Brahms a lo largo de sus primeras páginas publicadas. Cabe destacar la belleza del Andante, contrastando enormemente con el Allegro y el Allegro Molto, lleno de momentos especiales que caminaban entre la oscuridad del Do menor y los sonidos nobles y esperanzadores del Do mayor. Antes de esta obra, Maria José ofreció 3 de las Romanzas sin Palabras op. 76 de Cecile Chaminade, una compositora francesa de finales del Romanticismo y comienzos del s.XX que sonó a través de la sencillez de sus melodías, llenas de un gusto que la pianista supo extraer en muchos momentos.
Precisamente Cecile Chaminade volvió a sonar, en este caso en versión de piano a cuatro manos, en la primera de las dos pinceladas que las pianistas ofrecieron conjuntamente para acabar el concierto, que anticipó la festiva Danza Española op. 12 n. 3 de Moszkowski, cuyos ritmos y virtuosismo supuso un broche de oro a una mañana agradable, contrastante y llena de momentos muy especiales.
Pueden ver y recordar este y otros conciertos anteriores en el canal de Youtube de MOMENTUM & Juventudes Musicales de Toledo.
Mario Mora es jefe de estudios del Conservatorio Superior de Música de Castilla-La Mancha (CSMCLM) y director de clásica FM radio.