¿Sabéis la cifra aproximada de psicópatas integrados en España? Según el Departamento de Personalidad, Evaluación y Psicología Clínica de la Universidad Complutense de Madrid estima la media de la prevalencia de este tipo de psicópatas está en torno a unos 5 o 6 millones. Esto indica que tenemos a un psicópata más cerca de lo que creemos: puede ser tu jefe, tu amigo, alguno de tus padres o tu pareja.
Los rasgos psicopáticos, como la falta de empatía, el egocentrismo y la manipulación, pueden manifestarse en diferentes grados y contextos. Es importante notar que no todas las personas que presentan algunos de estos rasgos son psicópatas en el sentido clínico. Sin embargo, reconocer estos comportamientos puede ser crucial para proteger nuestra salud emocional y protegernos de ellos cuando inevitablemente tenemos que compartir lo que sea.
Esto nos indica la necesidad de estar alerta en situaciones sociales y laborales, y sobre todo -para mi lo más importante- en relaciones de pareja donde estos comportamientos se llevan a cabo en la más absoluta privacidad y practicando al máximo el dominio y la anulación del otro.
En entornos laborales es igual de fatal la acción de uno de estos psicópatas integrados, pero aquí hay más gente para ver desde fuera y ponernos en alerta, aunque nuestro cuerpo, como repito mil veces, reacciona siempre ante lo malo y ante lo bueno, nos da señales inequívocas.
Los psicópatas no son enfermos mentales como tal, aunque sus reacciones y acciones sobre los demás sí causen problemas psicológicos a veces muy graves y traumáticos. Y otra cosa muy importante, nos imaginamos a los psicópatas asesinando, en las películas de terror o ingresados en los psiquiátricos, pero no, no todos los psicópatas son asesinos. Cuando cambies este concepto en tu cabeza quizás puedas empezar a ver alguno a tu alrededor. Y si lo ves, sal corriendo.
Los psicópatas integrados son los que pasan desapercibidos de entrada porque tienen trabajos normales, pareja y amigos, aunque en la calidad de esas relaciones y en el esquema de comportamiento estable que mantienen, se les puede desenmascarar. Son personas de entrada que en algún momento percibes como raras en algo que aún no sabes muy bien que es. Las señales de alerta son algunas muy evidentes y otras muy muy sutiles, pero en cualquier caso la mayor señal es lo que nuestro cuerpo siente ante uno de estos personajes.
La intuición, el sentir que no, que algo no va, el malestar psicológico, ansiedad y el empezar a relativizar y a buscar explicaciones nuestras a modo de no querer creernos lo que estamos viviendo, es un grandísimo error que nos mantiene en esa situación a pesar del malestar psicológico y hasta a veces físico que se puede llegar a sentir.
Suelen incluir en su repertorio conductual, un patrón de relaciones superficiales con todo el mundo porque en esencia son desconfiados y también en casos específicos carentes de habilidades sociales si tienen un componente del espectro autista superficial. Necesitan una constante necesidad de admiración y nutrirse de los halagos o refuerzo de los demás. Necesitan sentir que controlan las situaciones para estar tranquilos o pondrán en marcha su arsenal de comprobación, manipulación y maltrato psicológico si es en la pareja. Tienen también una especial habilidad para el engaño a nivel comportamental, pareciendo inocentes y hasta débiles, muy educados. En un entorno laboral, esto puede traducirse en compañeros que buscan apoderarse de los logros ajenos o que generan conflictos intencionales para desestabilizar a otros.
En las relaciones personales, la manipulación emocional puede volverse un ciclo tóxico que a 'estas alturas de la película' ya conocemos todos por propia experiencia o por parejas y personas cercanas a nosotros.
Estrategias de protección
Para contrarrestar estos efectos es esencial adoptar estrategias de protección emocional. Algunas de estas incluyen el establecimiento de límites claros, la práctica de la asertividad y hasta el aprendizaje de esta asertividad, y el fortalecimiento de la red de apoyo social. Reconocer el comportamiento manipulador es el primer paso para evitar caer en una trampa emocional pero tener a alguien de confianza con quien discutir estas situaciones, puede ofrecer una ayuda importantísima para clarificar las acciones de los demás que nosotros no vemos o que ,como decia anteriormente, tendemos a relativizar por los sentimientos.
Las emociones siempre interfieren con cualquier interpretación que hagamos de la conducta del otro. Aunque nos haga daño, vemos como causa de algo exento a esa persona malvada. Además, el autocuidado y la atención a nuestras emociones y malestar emocional son fundamentales. Primero conciencia y después voluntad para salir de ahí, con o sin ayuda.
El fortalecimiento de la autoestima y la autoeficacia no sólo nos prepara para afrontar estas interacciones desafiantes, sino que también puede limitar el impacto que los comportamientos de los demás tienen sobre nosotros, en general, sin que hablemos ya de psicópatas integrados o narcisistas.
Mantener una actitud crítica y consciente en nuestras relaciones y encuentros diarios nos dará una ventaja considerable en la detección de posibles psicópatas y en la protección de nuestro bienestar emocional. Insisto muchísimo, y aquí está la clave, en aportar educación sobre estos temas en nuestros colegios, institutos o asociaciones porque puede ser un gran paso hacia la identificación de este tipo de personas tóxicas.
¿Por qué no se enseña en los colegios inteligencia emocional y sí matemáticas o lengua cuando este tipo de inteligencia es esencial para vivir el día a día y convivir o romper relaciones con personas egoístas y manipuladoras?
Desvalorización
Uno de los comportamientos más comunes es la desvalorización de la persona que está con ellos, a menudo recurriendo a comentarios hirientes o menospreciativos que intentan socavar la autoestima de la otra persona a nivel emocional. Y como le queremos, le consentimos.
Pero, ¿cuántas veces? Este comportamiento del psicópata no solo busca infligir dolor, sino también recuperar un sentido de control que sienten que puede haber perdido. No toleran demasiadas relaciones sociales de la pareja o ninguna, la aíslan. El victimismo que a veces muestran, también como forma de manipulación, hace sensibilizarte en ese ámbito sutil de manipulación, sobre todo si eres una persona empática. Pero he de decir que las personas empáticas son carne de cañón con estos tipos. Lo peor es la combinación de este tipo de personalidad con rasgos narcisistas.
Yo, que soy psicóloga forense, para identificar a estas personas tengo que utilizar tests objetivos, que son como un análisis de sangre pero de la personalidad, aunque después de 24 años de profesión y viendo a tantas personas ya se puede tener bastante idea de quien es quien y por donde se anda.
Es común, como decía antes, que el narcisista intente manipular a su expareja creando escenas dramáticas o usando tácticas de victimización para generar compasión o culpa. Pueden emplear tácticas como el gaslighting, haciendo que la otra persona cuestione su realidad y sus decisiones. La manipulación puede incluir intentos de proyectar una imagen de cambio que generalmente no se sostiene en la realidad.
Las personas no cambian
Algo importante a tener en cuenta es que las personas no cambian nunca. Pueden hacerlo durante uno o dos meses pero volverán a la normalidad. Que no se nos olvide. No podemos tener percepciones y anclarnos en recuerdos de los buenos tiempos de la relación con el fin de intentar recuperar nuestra estabilidad emocional y de nuevo relativizar la mierda del otro.
Te hacen sentir culpable, poco válida e insegura con argumentos que cambian absolutamente la lógica de la situación y por amor te los crees o por lo menos los dudas. La comprensión de estos mecanismos es vital no solo para las víctimas de uno de estos psicópatas o narcisistas, sino también para el propio narcisista, quien al tomar conciencia de sus acciones, podría iniciar un proceso de cambio.
Sin embargo, esto requiere un gran esfuerzo y no todos están dispuestos a enfrentar su propia vulnerabilidad, algo que a menudo les resulta desafiante y les crea aún más inseguridad. La búsqueda de terapias o intervenciones puede abrirles la puerta a una opción de autocomprensión que casi ninguno acepta no solo en la relación de pareja, sino en la construcción de otro tipo de relaciones más saludables en el futuro.
Podrían acceder a veces, según mi experiencia, sobre todo por miedo a perder a la pareja. Juegan al desgaste emocional del otro, al vaivén de ahora sí, ahora no estableciendo un refuerzo intermitente, como llamamos en psicología, y qué es lo que más enganche produce.
Ignoran las necesidades emocionales del otro, les dejan de hablar como castigo y son tremendamente crueles como sientan que les fallas o les ocultas. Necesitan el control y controlarte o te las verás con ellos. No hablemos de los celos que precisamente por sentirse dioses, o una 'mierda', sienten que les perteneces, porque en el fondo les das valor y te necesitan.
Relaciones tóxicas ¿Te suena de algo? Son cada vez más frecuentes y en ellas la necesidad de control del otro es fundamental para sentirse seguro y tranquilo.
Dinero
Otra cosa que empodera a los psicópata integrados es el dinero. Aumentan su ego a través de su posición económica. No lo utilizan para disfrutar, como un medio para el ocio, sino como un medio para el poder que hasta ellos mismos se creen porque creen que el dinero lo puede todo y que efectivamente sirve para comprar personas y cosas, pero jamás servirá para comprar sentimientos.
El empoderamiento económico es un factor común en muchos de ellos. Y es que sólo tienen dinero, solamente dinero y están vacíos del resto. Vacíos de emociones y llenos de frialdad, maldad y envidia.
Con el tiempo, aquellos que están en una relación con uno de estos psicópatas integrados, pueden encontrar que sus propias necesidades emocionales son constantemente ignoradas, lo que provoca un sentimiento de vacío en su vida. Este efecto cascada puede generar un ambiente tóxico que no solo afecta a esta persona, sino también a la dinámica familiar o de grupo en la que está involucrado el narcisista o psicópata integrado.
Por último, es vital que aquellos que están con o están cerca de psicópatas o narcisistas, busquen apoyo y establezcan límites claros. La identificación de los comportamientos narcisistas o psicopáticos normalizados puede ayudar a las víctimas a proteger su salud mental y emocional, pero es indispensable el apoyo social y psicológico, para poder ponerles en su sitio de mierda.
Seguiremos con otro artículo sobre cómo se sienten estos individuos cuando son dejados. Ojo al tema.
Ana María Ángel Esteban es una psicóloga y sexóloga con consulta en Toledo