EL sexo ideal... ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Qué hay que hacer y qué no? ¿Existe un estándar para un desempeño sexual? ¿Cuánto tiempo dura una relación sexual? ¿Con qué frecuencia hay que tener sexo? ¿Necesitamos lo mismo hombres y mujeres? ¿Qué prácticas son normales y cuáles no?

Realmente existe poca información y educación sobre estas cuestiones, y digo educación porque tanto en los colegios como en casa, este tema sigue siendo un poco 'delicado' de tratar. Existe vergüenza, desinformación de los propios padres y maestros, y reticencia, sobre todo en casa, a la hora de plantear el tema porque se tiene la propia sensación de poca información y de quizás confundir a tu hijo, por lo que se opta casi siempre por obviarlo y si el chico pregunta, ya se verá.

Al final, ante estas circunstancias, vamos aprendiendo por nuestra cuenta, por lo que hablamos y escuchamos a los amigos, por lo que leemos (cuidado con dónde leemos), por las películas pornográficas, por lo que la sociedad de forma implícita y explícita nos va soltando de mil formas nada despreciables en cuanto a roles, desempeños; y como no, por la religión. Y a día de hoy nos encontramos teniendo un tipo de prácticas que ¿nos parecen satisfactorias? Siempre existe la duda de si lo son. Y empezamos a preguntar y a buscar, y aquí puede empezar un gran problema.

De entrada lo más importante es que todo tipo de prácticas vale, siempre y cuando ambas partes de la pareja estén de acuerdo. Pocas, muchas, raras... todo vale si es consensuado, todo.

¿Cuál sería el prototipo de relación sexual normal?

Comunicación: expresar sin miedos ni vergüenzas qué nos gusta y qué no. Eso no significa imponer al otro, cada uno disfruta con unas cosas.

La verdad es que en la base de nuestras relaciones sexuales de hoy existe un aprendizaje, con carencias o no, e incluso a veces patológico. Expresar preferencias es una gran orientación para saber por dónde ir con esa persona. Es un momento de placer, así que mejor saber qué prefiere el otro y decirle nuestras preferencias. Los hombres, sobre todo, quieren saber y de hecho muchas veces durante una relación preguntan: ¿Así te gusta, pero te gusta de verdad?  Otros van a su bola y hacen lo que ellos creen que nos va a gustar y se dejan la vida -o no- y hasta se frustran si no ocurre lo que pensaban. Y es que en el sexo hombres y mujeres tenemos poco que ver en cuanto a tiempos, necesidades y placeres.

Juegos: importantísimo para nosotras y en muchas ocasiones suficiente. Besos imprescindibles, lentos, sin presionar. Los besos estimulan la secreción de oxitocina, hormona del amor y del acercamiento sexual. Caricias y besos por todo el cuerpo, por zonas erógenas como cuello, costados, cara interna de las piernas, zona central de la espalda, glúteos, pezones, zona baja del abdomen acercándose al pubis... esto previo a tocar genitales porque crea mucha excitación. Nunca tocar genitales desde el principio, a las mujeres no nos gusta. Los juegos para nosotras son esenciales, 15 o 20 minutos como mínimo y después masturbación.

Muchos juegos para los hombres pueden suponer una eyaculación precoz por tanta excitación, pero para nosotras son necesarios. Tardamos mucho más tiempo en excitarnos que ellos.

Nosotras somos más emocionales que sexuales, al contrario en general, que ellos. La testosterona manda, les 'casi' domina.

Penetración: obsesiva para ellos y para algunas mujeres también. Con la de problemas psicológicos que produce, erróneamente, no hacerla.

La penetración no es necesaria en una relación sexual para que dicha relación sexual sea completa o no.  La penetración solo es necesaria para que ellos tengan un orgasmo y una eyaculación. A nosotras nos produce placer junto con otras prácticas, pero a nosotras no nos va a producir nunca un orgasmo. Nosotras tenemos nuestro 'propio pene', el clítoris, para conseguir ese fin. El orgasmo sólo, insisto, a través de la estimulación del clítoris y no con la penetración.

¿Con qué frecuencia hay que tener sexo?

Con la que apetezca, teniendo en cuenta que siempre ellos tienen más necesidades fisiológicamente hablando que nosotras. La testosterona de nuevo hace estragos, les tiene en un sin vivir, por decirlo de alguna manera. Deberíamos tener esto en cuenta, que aunque nosotras podamos estar sin sexo meses, para ellos es necesario con más frecuencia. Lo normal o mínimo podría establecerse en una o dos veces por semana, dependiendo de la edad y de la calidad de la relación de pareja, pero esto es variable.

Y en cuanto a qué cosas hacer o no, como he dicho antes, todo vale si los dos están de acuerdo. Las fantasías ayudan a aumentar el placer, el simple hecho de verbalizarlas ya lo consigue. Los juguetes sexuales también ayudan siempre que no se sienta nadie sustituido.

¿Cuánto dura una relación sexual? Pongámosle un mínimo de 45 minutos. Pero algo placentero, gratis y sobre lo que no hay que esperar a que llegue un momento concreto. Debería dedicársele mucho más tiempo. Bueno, ¿horas? Además es la mejor forma de hacer ejercicio y de mejorar el ánimo y el insomnio.

El mejor momento es la hora de la siesta. Imponerse y programar sexo para ciertos días de la semana lo artificializa y las ganas no son para nada las mismas, si es que las hay. Por la noche, cuando uno ya está cansado de todo lo del día y pensando en el siguiente, no es la mejor opción.

Y muy importante, no establecer como centro del placer y del sexo al pene. No. Haya o no penetración, el objetivo es disfrutar. Y, si ha habido penetración y eyaculación pero ella no ha tenido ningún orgasmo aún, importante preguntarle a ella si le apetece que sigamos estimulándola con la mano o con la boca el clítoris, porque vuelvo a repetir, nosotras no necesitamos un orgasmo todas las veces que tenemos sexo, pero si estamos excitadas sí necesitamos terminar.

Al final, el objetivo es disfrutar con quien más te gusta, con quien más te pone y con quien más quieres.

Tener un esquema preconcebido en la cabeza de lo que deberíamos hacer y compararlo con lo que está ocurriendo o no, nos distrae de disfrutar y nos acerca a lo patológico.

Ana M. Ángel Esteban

Psicóloga clínica y sexóloga

Máster en Terapia de Conducta

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