La campaña electoral en Andalucía ha marcado el camino para algunos barones socialistas y muchos alcaldes de este partido que miran en el horizonte las elecciones autonómicas y municipales y tiemblan por lo que pueda ocurrir en 2023 tras los resultados de las últimas convocatorias a las urnas, en las que los socialistas han salido muy mal parados.

En Andalucía se han volcado los miembros del Gobierno central e incluso el propio presidente Pedro Sánchez, aunque en la recta final, con los datos de las encuestas a la vista, el inquilino de La Moncloa cambió de estrategia y no apareció por la Comunidad. También han estado muy activos en la campaña los presidentes regionales del PSOE, excepto el de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, al que un oportuno viaje a Croacia le salvó de tener que acudir a Andalucía. ¿Casualidad o a propósito? No se sabe.

Desde mucho antes, pero sobre todo después de lo que le ha ocurrido al candidato socialista andaluz, todos son conscientes de que ni Pedro Sánchez ni las siglas del PSOE benefician los intereses elecetorales del partido en regiones como Castilla-La Mancha. En nuestra región hay alcaldes socialistas de importantes ciudades que lo dicen a las claras y que no desean que intervenga en la campaña electoral el secretario nacional del partido y presidente del gobierno social-comunista. También prevén que serán poco visibles en sus campañas los símbolos del partido.

En el entorno de Page piensan de manera similar, partiendo del hecho de que desde hace mucho tiempo el presidente castellano-manchego mantiene serias diferencias tácticas, estratégicas e incluso ideológicas con el jefe de este nuevo PSOE del que el político toledano se considera un simple "monaguillo". Como en campañas autonómicas y generales anteriores Pedro Sánchez tendrá presencia en Castilla-La Mancha, pero no se sabe por el momento ni cuándo ni dónde ni en qué forma. Y si está no será porque Page o una buena parte de alcaldes así lo deseen.