Los alcaldes de los pueblos de la zona de Toledo más castigada por el temporal del pasado 1 de septiembre vivieron momentos de verdadera angustia y terror, tanto cuando diluviaba como cuando escampó y tuvieron que enfrentarse a las terribles consecuencias de las inundaciones.

La propia capital toledana, así como Argés, Cobisa, Guadamur o Polán, que fueron duramente golpeadas el pasado invierno por las nevadas y los hielos de Filomena, han vuelto este verano a ser zarandeadas por las fuerzas de la naturaleza –y en parte también de la imprevisión humana-, que han dejado a su paso un reguero de daños en viviendas, vehículos, calles, parques y otros espacios públicos. Un gran desastre que llevó a las autoridades locales y regionales a pedir la declaración de zona catastrófica.

Durante el temporal, y sobre todo una vez que había pasado lo peor, funcionó la solidaridad en estos pueblos y fueron muchos los vecinos, además de los propios afectados, los que se pusieron manos a la obra para devolver la normalidad a las viviendas y calles, con los alcaldes a la cabeza. Ejemplo de este trabajo ha sido el de la alcaldesa de Guadamur, la inquebrantable Sagrario Gutiérrez, que desde el primer momento se puso al frente de la operación de limpieza, reunió a un amplio grupo de jóvenes y vecinos en general, recabó recursos y apoyo de alcaldes menos afectados y en apenas dos días dejó el pueblo como nuevo.

Uno de esos alcaldes que prestó vehículos y maquinaria de limpieza a Guadamur, y buen conocedor de la trayectoria política de Sagrario Gutiérrez, explicaba a EL DIGITAL que “es la mejor, un ejemplo para todo en casos como este”. La histórica alcaldesa y diputada provincial del PP acumula muchos años de experiencia. Ha sabido hacer las cosas y sus vecinos se lo han reconocido reeligiéndola legislatura tras legislatura. “Se puso el babi el primer día y no paró hasta dejar limpias las calles como si no hubiera pasado nada”, comenta el alcalde ya citado. “Fue casa por casa para ver las condiciones en que habían quedado y qué ayuda necesitaban. No paró ni un momento hasta que todo quedó en su sitio”.

Lo mismo opinan de ella otros alcaldes de la zona y la mayoría de sus vecinos. Con las inundaciones, volvió Sagrario Gutiérrez en estado puro.