El médico psiquiatra Fernando Lamata, muy conocido en Castilla-La Mancha por haber sido consejero de Sanidad de la Junta tanto con los presidentes socialistas Bono y Barreda, es uno de los expertos en salud pública y políticas de salud que desde el inicio de la pandemia está defiendiendo con mayor insistencia e intensidad la necesidad imperiosa de suprimir las patentes de las vacunas que las distintas farmacéuticas han desarrollado para generar anticuerpos contra el coronavirus.

Tan convencido está de ello que, durante una reciente entrevista concedida a Onda Cero, Lamata ha asegurado que si los gobiernos tuviesen la valentía de suprimir las patentes, de quitar "el monopolio a las empresas fabricantes" y de transferir "la tecnología y el conocimiento a todas las empresas", se podría duplicar la capacidad de producción mundial de vacunas anticovid y se estaría en disposición de vacunar "a todo el planeta en seis meses a precio de coste, con 1 o 2 euros por dosis, en lugar de 15 o 20 euros".

Lamata no ha dudado en afirmar que, por si fuera poco, "al vacunar a todo el planeta" cerraríamos "el capítulo de la pandemia y podríamos prepararnos para futuros riesgos". Sin embargo, no se ha mostrado optimista en que esto se pueda producir ya que "hemos elegido mantener los monopolios", donde las empresas limitan lo que fabrican y deciden los precios de las dosis.

Más de tres dosis

Por ello, el ex consejero de Salud de Castilla-La Mancha pronostica que en España no solo acabaremos poniéndonos una tercera dosis de la vacuna contra el coronavirus sino muchas más, pese a que considera que, si primase el interés general y no el económico de las farmacéuticas, sería más inteligente vacunar antes y de forma prioritaria a los países más pobres del mundo, en los que la población vacunada no llega ni al 1 % del total.

"Está demostrado que, si no vacunamos a las personas de los países más pobres, el virus sigue mutando y surgen variantes como la Delta", explica Lamata, que no tiene dudas de que en los países desarrollados "la tercera dosis se pondrá por la presión de la industria farmacéutica", pese a que la Organización Mundial de la Salud solo la aconseja para la personas con poca inmunidad, "en tratamiento para cáncer con inmunodepresores".