Bien pues ya tenemos las recomendaciones que tendremos que seguir, en las

correspondientes comunidades autónomas para celebrar las fiestas de Navidad

y año nuevo, dichas recomendaciones que serán de obligado cumplimiento,

fueron consensuadas ayer en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional

de Salud. Según nos cuentan los medios de comunicación, todas las

comunidades estuvieron de acuerdo excepto las de siempre. Son diferentes,

están en otro plano distinto y sus técnicos se formaron en otro planeta ya

sabemos que son distintos, autosuficientes.

Durante estos días previos a la toma de estas medidas y viendo como estaba

el patio, donde cada gobierno tenía una respuesta diferente a la que

planteaba el ministerio, me venía el recuerdo, será porque en todos los

trances de la vida hay que tener un poco de sentido del humor, la parodia

que hacía Gila sobre la guerra, aquella en la que cogía su teléfono y decía

"¿es el enemigo?" comenzando a continuación una negociando con él sobre la

hora del comienzo de las hostilidades, seguro que desde donde este y

observando las distintas opciones que se barajaban y la decisión final que

se ha adoptado, podría ponerse a actualizar ese guión y preguntar ¿es el

sars-cov 2? intentando negociar si los días 25 y 31 de diciembre, así como

el 1 de enero podría dejar de infectar ya que nos viene muy mal por estar

previsto que se junten mas personas para celebrar La Navidad, intentaría

persuadirle de que como llevamos un año fastidiado por su culpa, se tomara

tres días libres que no le supondrían mucho trastorno. Eso sí, entre el 25 y

el 31 podría seguir infectando pero poco para no arruinar el fin y el

comienzo de año que también tenemos reunión y celebración, luego a partir

del 3 podría comenzar sin problemas sus ataques y volver a parar el 5 y 6

más que nada por los niños que están ilusionados y para animarle a llegar a

este acuerdo le expondría la oferta que cualquier virus que se precie, no

podría rechazar, desde el día 7 se le concedería el permiso para continuar

su ofensiva a “full time” hasta que tengamos el refuerzo de la vacuna que

nos permitiría equilibrar las fuerzas hasta llegar a su rendición, total. ¿Qué inconveniente podría causarle aceptar el acuerdo?

Es un absurdo completo, como lo eran los diálogos que nos representaba Gila

sobre algo tan cruento como una guerra. Es el esperpento, el sueño de la

razón pero no nos vemos reflejados en ello. Hemos dejado atrás noviembre

como el segundo mes con mas fallecidos desde el mes de marzo, es cierto que

los datos son mejores que han descendido las hospitalizaciones pero seguimos

sin estar, no ya igualándolo, sino muy por encima de los índices de contagio

por 100.000 habitantes que recomiendan los que saben. Ya sé que ahora hay

muchos que saben e incluso son los que más saben. Creo que fue nuestro

presidente regional el que comentó que no entenderíamos que volvieran a

decirnos que la nueva ola nos ha cogido desprevenidos como la primera vez.

Lo malo de las olas es que golpean siempre, si son pequeñas puedes

soportarlo, si vienen con fuerza los inestables la notarán, los débiles se

caerán, los indefensos y despistados serán arrollados por ella y solo

algunos contemplaran, entre risas, el destrozo que ha causado el golpe de

mar. Lo mismo pasará con la nueva sacudida que hemos empezado a diseñar con

la covid pero con la diferencia que se llevará la salud y la vida de muchos

ya lo hicimos en verano, nos abrimos, nos relajamos, dimos todo por

terminado y nos vimos envueltos en el mismo laberinto, a las puertas de un

nuevo confinamiento. Ahora con el pretexto de las fiestas navideñas,

volvemos a andar por los mismos pasos, desoyendo las recomendaciones de los

expertos, los que están batallando con el virus, los que saben como

funciona, lo que le gusta y todo esto a las puertas del comienzo del fin,

como cuando se firma el alto el fuego definitivo pero siguen muriendo

combatientes en puestos remotos que aun no se han enterado de que la guerra

ha terminado, esto lo hace más dramático porque pueden desaparecer personas

que podrían salvarse.

Se apela a la responsabilidad, algo que ha quedado demostrado que no abunda

entre el personal. A los que les da igual que se adopten unas medidas u

otras habrá que sumarles los que tendrán más familiares y allegados que

jamás hayan podido imaginar y los despistados que nunca se enteran de nada.

Nos gustan las fiestas, añoramos reunirnos con nuestra gente y festejar lo

divino y lo pagano por ello deberíamos ser capaces de reflexionar y dejar de

hacer el “Don Tancredo”.