A Paco Núñez le piden desde Albacete un congreso extraordinario a la vista de los desastrosos resultados en las autonómicas y el rejón final de los pactos municipales entre Page y Ciudadanos, que han dejado al PP regional fuera de juego a nivel institucional. El que ha dado la cara pidiendo una renovación total tras el fracaso de Núñez es Antonio Martínez Iniesta, que según dicen fue el hombre de Casado en aquella provincia.

Alguien podría decir que el mismo rigor en la autocrítica que pide en Albacete lo podría aplicar hacia Madrid. Pablo Casado llevó al PP a mínimos históricos a nivel nacional, aunque la “segunda vuelta” que supusieron las autonómicas y municipales, con esa joya de la corona que es Madrid, le redimieron a medias ante los que ya preparaban una noche de cuchillos largos en Génova trece. A Paco Núñezno le dieron esa oportunidad. Page, Rivera y el toledano Girauta tenían desde hacía tiempo un acuerdo por el que Page hubiera sido también presidente sin mayoría absoluta. Se han repartido como buenos hermanos socialdemócratas de toda la vida ayuntamientos y diputaciones y han dejado a Paco Núñez sin nada que rascar. No es extraño, por tanto, que empiece la mohína, el desasosiego y la melancolía entre militantes que aspiraban a aquello que el Abate Sieyes definía como “alguna cosa” en el célebre panfleto que, en el inicio de la Revolución Francesa, concretaba las expectativas del “tercer estado”. En política se es alguna cosa o no se es nada y lo normal es que en la oposición, incluso cuando uno consigue ser el titular del Ministerio de la leal Oposición, no se sea nada. No hay nada que repartir y esa nada “sartriana” aparece más evidente en el propio “no ser”. Ya digo, melancolía, metafísica y reflexiones sobre lo efímero de las glorias del mundo.

Y la única defensa que tiene Paco Núñez es decir que, por renovar, él ha renovado de octubre acá todo lo renovable y que la paciencia y el trabajo darán sus frutos. En fin, ha sacado el manual del buen perdedor que pide paciencia, templanza y comprensión a los suyos, aunque la tropa anda revuelta y hasta el inmutable Antonio Román, al que le han levantado la alcaldía de Guadalajara, pide renovación en su provincia y le hace cuenta de los trienios cotizados en el asa de la caldera a Ana Guarinos.

Alguien ha dicho que la jugada de Page con Ciudadanos ha dejado la oposición en exclusiva al PP de Paco Núñez. Es una manera positiva de ver las cosas. Eso sí, desde el desierto helado de la oposición, donde aunque salga el sol de vez en cuando, siempre hace frío.