Advierte Arturo Pérez Reverte en el principio de lo que él mismo califica de relato de frontera de que “hay muchos Ruy Díaz en la tradición española, y éste es el mío”. La advertencia no era necesaria porque la figura de El Cid ha estado unida a la historia, la ficción y la imaginación desde el principio. Ahí están El cantar de Mío Cid de la primera épica castellana o el del romancero, El Cid de Ramón Menéndez Pidal, el de Pierre Corneille o el de la superproducción de Anthony Mann para las pantallas de cine.

El Cid de Arturo Pérez Reverte pretende ser una narración realista concentrada en dos grandes episodios en los que retrata al personaje mítico despojado de toda aureola épica para hacerlo verosímil. En el primero de ellos se narra una persecución por tierras fronterizas de Castilla de una banda de morabíes dedicados al asalto y la depredación de monasterios y campesinos. En ese momento la mesnada de Ruy Díaz de Vivar presta sus servicios de guerra a los ciudadanos de Agorbe que sufren las expediciones guerreras procedentes de territorios musulmanes y buscan cualquier medio de defensa. En el segundo episodio, el Cid presta sus servicios al rey musulmán de Zaragoza, amenazado por su propio hermano y por las alianzas, continuamente cambiantes con los reinos fronterizos cristianos. Es ahí donde la frontera entre musulmanes y cristianos se diluye, y tanto la guerra santa como la reconquista ceden ante los intereses particulares de unos y otros.

Y esos dos episodios le bastan al autor para contar, a través de la rememoración del protagonista, todo lo que leyendas, romances e historias han contado tantas veces sobre las virtudes y valores del guerrero castellano.

El Cid de Pérez Reverte es un jefe de guerreros preocupado ante todo por mantener a su gente con el oficio de la guerra. La primera lealtad es con los hombres que le acompañan en su destierro y él se entrega el primero en el combate y en el sufrimiento. La segunda lealtad, innegociable, y que mantendrá toda su vida, es con su señor natural, Alfonso VI, causante de su desgracia. Y en todo eso, ni más ni menos, consiste el Cid de Pérez Reverte, al fin y al cabo el Cid de siempre y el Cid de todos.

Como Arturo Pérez Reverte es un esplendido narrador con un oficio que nadie le puede negar, su Sidi mantiene el tipo y se añade con dignidad a los muchos cides que en el mundo han sido. Seguro que nadie se aburre.

Arturo Pérez Reverte. Sidi. Un relato de frontera. Editorial Debolsillo, 2021. 376 páginas. 12,30€.