El epistolario que ahora se publica entre Josep Pla y Jaume Vicens Vives (Girona, 1910- Lyon, 1960) consta de setenta y dos cartas entre las que se encuentran doce tarjetas postales y un telegrama. Además de las treinta y cuatro de Vicens y las veintidós de Pla se incluyen otras cinco cartas de diversos corresponsales relacionados con los dos personajes y con algunas de las situaciones narradas en el curso del intercambio. Son cartas de Josep Quintà, que durante muchos años será un hombre de absoluta confianza de Pla, con el que viaja constantemente y que aparece de manera continua en sus diarios, su editor en Selecta Josep María Cruzet, o Florentino Pérez Embid, hombre del régimen de Franco, perteneciente el Opus Dei y máximo responsable de la censura franquista que mantenía una buena relación con Vicens Vives e intermediaría para salvar algunos de los libros de Pla.

Además se recoge en tres apartados unos apéndices con la transcripción de tres documentos inéditos de Vicens y los artículos que Pla y Vicens se habían dedicado y un fragmento de Notes per a Sílvia en el que aparece de nuevo un buen retrato de Vicens.

Pero el apéndice más importante es el Informe Pla,sobre la entrevista de veintidós horas que el escritor mantuvo con Josep Tarradellas en enero de 1960 y una nota sobre el equipo del presidente. Ahí va lo que dice Pla del “Sr. Albert”, pseudónimo de Josep Tarradellas:

“El Sr. Albert. El señor Albert es un hombre muy curioso. Si fuese un político de cualquier otro país de Europa occidental sería un político de tantos. La singularidad del caso proviene del hecho que el Sr. Albert ve las cosas no como un político exiliado, ni tan siquiera como un político de oposición. Ve las cosas permanentemente como un hombre de gobierno, como un político a las órdenes de la continuación de la sociedad. Nos repitió muchas veces que, si él algún día gobernara, no destruiría nada que, habiendo sido implantado por Franco, sea positivo para el país y la estabilidad general. Semejantes declaraciones por parte de un político que lleva casi un cuarto de siglo de exilio, que ha sufrido siete detenciones (algunas de las cuales hechas por la Gestapo en contacto con la policía franquista), yo no las había oído nunca.

Así como la mayoría de los exiliados la emigración es nefasta, para el Sr. Albert ha sido positiva, porque le ha permitido formarse, estudiar y observar. Es un hombre que separa lo que la política ha sido siempre y lo que siempre será: un arte de mover las masas, del método indispensable para la resolución de las cosas, que es el método diplomático. El Sr. Albert es hoy, esencialmente, un diplomático, un hombre de negociación permanente y sistemática.

Lo que demuestra es que es un decidido contrario a toda acción inútil y gratuita y sobre todo a toda acción inútil y gratuita que pudiese romper los puentes de negociación, que perturbe los terrenos de posible entendimiento con los contrarios. No quiere complicar las cosas, ni hacerlas más difíciles, ni tener éxitos fáciles, con declaraciones románticas. Es un antisentimental, un antiefectista y una antidemagogo. A lo único que aspira es a no hacer el ridículo, a no hacer más tonterías ni a hacer más disparates sin fundamento. Además es un hombre que tiene prisa, porque la cuestión de Cataluña le produce una angustia permanente. Es contrario a todas las ficciones y a todos los equívocos. Es partidario de posiciones limitadas, pero inquebrantables.

Fui a la entrevista con el Sr. Albert convencido de que me encontraría con un político habitual de la Esquerra, maleado, mucho más por el exilio. Me equivoqué. Me encontré con un político como pocos he conocido en la historia que he vivido. : un hombre claro, coherente, buen observador, sin brillantina, cauto, astuto, inteligente, prudente y valiente, formado por una navegación difícil y larga.”

Como se ve un Tarradellas de “seny” muy parecido al que años después hará posible la restauración de la Generalitat y muy alejado de los actuales políticos catalanistas que han metido a Cataluña en un callejón sin salida.

El último escrito aquí recogido es una carta de Alfons Quintá i Sadurní, el hijo del gran amigo de Pla, Josep Quintá y que luego, muchos años después será delegado de El País en Cataluña y director general de TV3 amenazando a su padre con contar a la Brigada Político Social las relaciones de él y sus amigos, entre ellos Pla y Vicens, con Tarradellas y otros políticos exiliados si no accedía a firmar una autorización para obtener el permiso de conducir y el pasaporte. Hace unas semanas Arcadi Espadareproducía la carta en su artículo semanal de El Mundo y ponía al personaje en su sitio.

Sólo por esos dos documentos vale la pena leer este libro en el que aparece el Vicens Vives que aspira a jugar un papel que todo el mundo le otorgaba en política. Muy recomendable.

Josep Pla, Jaume Vicens Vives. L´hora de les decisión. Cartes 1950-1960. Edició de Guillem Molla, pròleg de Joaquim Nadal i Farreras. Ediciones Destino, 019. 310 páginas. 18,90€.