Al final era verdad que iban p'alante. Ha pasado lo inevitable: Ábalos y Koldo en prisión preventiva. El PSOE llama a esto "un episodio lamentable" aunque era evidente que se trataba del spin-off que la lógica llevaba años anunciando. La sorpresa no es que hayan entrado en la cárcel; es que no lo hayan hecho antes.
Ahora falta la segunda parte de la película y no creo que sea una decepción. Me refiero al momento en el que los insignes socialistas presos empiecen a tirar de la manta mientras España entera se hace palomitas para ver cómo Pedro Sánchez vuelve a tener amnesia y nos cuenta que Ábalos y Koldo no son del PSOE.
Ya saben ustedes: "- ¿Koldo? No me consta".
"- ¿Ábalos? Me suena de algo, creo que coincidimos en un ascensor hace años".
Es fascinante. Parece que lo peor de cada casa estaba a su lado sin que el presidente se percatara de nada y cuando habla la Justicia activa el modo "no me consta" con la precisión de un reloj suizo.
Claro está, cuando las comisiones volaban, cuando los contratos se firmaban a la velocidad de la luz, cuando se repartían chistorras y lechugas y cuando los últimos secretarios generales vivían en versión barra libre, ahí Pedro sí sabía quién era quién; pero llega la prisión preventiva y de pronto al presidente sólo le falta decir que "pasaban por ahí".
Lo mejor de todo es escuchar al Gobierno vendiendo esto como "ejemplo de transparencia". Claro: dos de los tuyos p'adentro y tú silbando como quien mira escaparates. Transparencia nivel cristal… empañado.
Al final, la justicia ha hecho lo que Sánchez parece que no quiere hacer; asumir que aquí olía mal aunque diga que no se enteraba de nada. Qué casualidad. Qué trayectoria. Qué talento para esquivar responsabilidades en una legislatura que empezó mal, en una legislatura antinatural que se camufló de progresista y en una legislatura que pasará a la historia y no precisamente por algo bueno.
Pero tranquilos, ya saben ustedes que no hay dos sin tres así es que, con un poco de suerte, este no será el último episodio. El sanchismo siempre deja abiertas las puertas… especialmente las de la prisión.
Si tengo que ser sincero, no me alegro, no me gusta lo que estoy viendo, no es agradable ver a diputados elegidos democráticamente por los ciudadanos entrando en prisión mientras ellos claman por su inocencia. Mi forma de entender la vida, el respeto y los negocios dista mucho de lo que hacían Koldo y Ábalos, pero cruzaron unas líneas que nunca deberían haber cruzado.
Es lamentable la situación política que tenemos en estos momentos en España. Ojalá todo esto sirva para que “dinamite”, entiéndase la expresión, y que podamos construir una etapa política nueva, sin profesionales del marketing y con políticos de altura que realmente puedan resolver los problemas que tenemos los españoles.
Llámenme loco o incauto pero la única realidad es que sueño con un país en el que nuestros dirigentes fueran realmente las personas capacitadas que todos queremos ver en ministros, diputados, senadores, asesores y toda la caterva de personas que actualmente están al frente de las instituciones.
Habrá que poner velas a la Virgen para que nos ayude.