Noviembre tiene fama de ser un mes triste, y es que no hay nada más triste que iniciarse con dos días dedicados a los muertos: Día de Todos los Santos y Día de Difuntos. Además, es un mes de incógnito, porque todo el mundo se pasa noviembre hablando del mes siguiente... Vaya, que en un mes como este hacen falta salseos.
Eso ha debido de pensar el rey emérito, el rey padre, como parece que le gusta que le llamen. Don Juan Carlos ha tenido la brillante idea de publicar un libro de memorias -que en España verá la luz en diciembre-. ¿Ven lo que les digo? Reconciliación se llama. No sé con quien pretende reconciliarse, pero no parece que la cosa haya empezado de la mejor manera posible. Dice don Juan Carlos que escribe este libro porque considera que le están robando la historia.
¿No será al contrario? ¿No será él quien mostrando un egoísmo y un narcisismo extremo le quiere robar la historia a su hijo y sobre todo a su nieta? Les habla una republicana que tiene claro que la posibilidad de supervivencia de la monarquía en nuestro país es inversamente proporcional a la presencia de Juan Carlos I en la vida de la familia real.
También dice el rey, o exrey, que se equivocó al aceptar como regalo los 100 millones de dólares -100- que le dio el rey Abdalá de Arabia Saudí... Hombre, un error es aceptar un jarrón chino de la dinastía Ming o una caja de caviar beluga... Cuando trincas 100 millones de dólares sabes muy bien lo que estás haciendo. Encima tiene el cuajo de decir que su hijo le retiró la asignación económica. Vamos, que es el único que no cobra pensión después de 40 años de servicio a nuestro país. Oiga, ¿no cree que ya se ha llevado bastante? A ver si conseguimos que otros tantos tampoco sigan cobrando del Estado ni un céntimo.
Se permite don Juan Carlos, por lo que dicen los que ya han leído el tocho este de más de 500 páginas, mostrar cierta admiración por la figura de Franco. Por mucho que Franco le subiera al trono, hay que tener cuajo para hablar con condescendencia del dictador en el 50 aniversario de su muerte y del fin de una dictadura que se llevó por delante a tanta gente. Muchos de ellos todavía siguen perdidos por las cunetas.
De su vida más personal destaca el deseo de reconciliarse con su hijo, eso sí, metiendo una pullita a la reina Letizia y su incondicional cariño a la reina Sofía. Cómo no la va a tener cariño, con lo que ha aguantado "la Sofi".
De su versión del 23F mejor no hablamos.
En fin, el panorama de lectura "planetaria" para el mes de diciembre está entre la Reconciliación que nos propone un señoro de 87 años que alguna vez fue Rey y un libro que se llama Vera, una historia de amor, de otro señoro que se llama Juan del Val y no puede ser más rancio. Yo estoy por meterme debajo de una manta e hibernar, como los osos, hasta el 31 de diciembre. Me llamo Ángeles y estos son mis demonios.