Esta semana se ha muerto Julio. Es un hombre del barrio que yo no conocía, pero me ha emocionado el cariño con el que el grupo de vecinos de nuestro barrio hablaba de él, de su cuidado jardín, de sus paseos con su barra de pan en la mano.

En ese mismo grupo de WhatsApp, hace unos 10 días, puse la foto de uno de mis gatos, que se convirtió en gato a la fuga el día que iba a llevarlo a castrar. No le culpo: el animal se debió de oler el pastel y salió por patas. Los vecinos de mi barrio se preocuparon por su paradero y el gatito finalmente apareció.

He visto también cómo se dialogaba sobre mejorar los horarios de autobús o evitar la suciedad en ciertas zonas del parque, fotos de chaquetas perdidas, preguntas sobre horarios de actividades e información sobre festejos varios en nuestro entorno, que pueden interesar a personas de distintas edades.

El grupo de mi barrio es un grupo cualquiera, muy amplio, y supongo que como en todos los grupos estará una pesada o un pesado de turno -que puedo ser yo-, un gruñón, una tiquismiquis, unos cuantos pasotas... pero es un grupo de información, de apoyo, de escucha; en el que la gente de muy distintas ideologías, seguro, de muy distintos gustos, seguro, y de muy distintos intereses, seguro, intercambia como mínimo preguntas y respuestas que pueden ser útiles a los demás, sin recibir nada a cambio.

También esta semana he conocido más en profundidad un proyecto que no tiene nada que ver, pero en el fondo sí. Se trata de las mesas de salud que hay en cuatro barrios de Toledo. Mesas en las que participan farmacéuticos, enfermeras, Cruz Roja, asociaciones de diversos tipos... con el objetivo de trabajar todos juntos por la salud comunitaria. La salud, que es un concepto mucho más amplio que la sanidad. En estas mesas se debaten iniciativas, se sacan adelante proyectos, se enseña a los ciudadanos a cuidarse entre ellos y a cuidarse a uno mismo. También de forma desinteresada, con perfiles y trayectorias muy diferentes, por un bien común: la salud de todos. ¿No les parece increíble?

En estos tiempos de trincheras, en los que se utilizan términos como cavar fosas para enterrar gobiernos, estos tiempos en los que la derecha propone un visado por puntos para ver quiénes son los migrantes buenos y los migrantes malos -no duden que en breve añadirán un Pantone de color-, en estos tiempos en los que falta tanta lectura, tanto diálogo, tanta pedagogía. ¿No les parece heroico que la gente simplemente se ayude? Me llamo Ángeles y estos son mis demonios.