Ha dicho Emiliano García-Page en una entrevista en la radio televisión pública que "alguien no debe tener muy claro en qué consiste un Estado cuando está dispuesto a jugar frívolamente, siquiera con el proyecto —aunque no salga—, de ceder las competencias en materia migratoria a una comunidad autónoma".
No es alguien, Emiliano, es Pedro.
Pedro el censor de periodistas, el que ha eliminado el delito de secesión y abaratado el de malversación, el que gobierna, pese a haber perdido las elecciones, gracias a Bildu ("Con Bildu no vamos a pactar, si quiere se lo digo cinco veces o 20") y a Podemos ("No dormiría por la noche"); el que ha indultado a los líderes separatistas del 1 de octubre, el que ha permitido a los de Otegi gobernar en Pamplona, el que ha blanqueado al fugado Puigdemont hasta entregarle el mando a distancia de la legislatura ("Me comprometo, hoy y aquí, a traerlo de vuelta a España y que rinda cuentas ante la justicia española").
Pedro el amnistiador ("El independentismo pedía la amnistía y no la ha tenido"), el recaudador de impuestos que ha subido hasta 70 tasas desde que llegó a Moncloa, el que cambió la posición histórica de España respecto al Sáhara sin decírselo ni a su Consejo de Ministros, el que defendió la "honestidad" de Cerdán media hora antes de que lo encarcelaran, el marido de una imputada, el hermano de un imputado, el responsable de que siga en su puesto el fiscal general procesado, el jefe de Tezanos y de Silvia Intxaurrondo.
Y sí, también es Pedro el que quiere ceder a Cataluña las competencias en materia migratoria. Lo hace, no porque no tenga claro qué es un Estado, sino porque desconoce la verdad y el bien común y supedita cualquier decisión a la única motivación sincera que conoce: la permanencia en el poder.
A cualquier precio. El que sea.
Así que no es "alguien", Emiliano, es Pedro. El líder de tu partido.
Cada vez es más evidente que estos pellizcos de monja del presidente castellanomanchego son insuficientes; que sus acusaciones sin nombre apenas valen ya para aliviar su conciencia. Que mientras no dé el paso definitivo, García-Page seguirá siendo el delegado útil de Sánchez en la región.
Repita conmigo, presidente: no es alguien, es Pedro.