"Quedan miles de mensajes por aparecer, incluso del otro lado del Atlántico, y van a terminar aflorando." Lo ha dicho este martes el presidente de Castilla-La Mancha en una entrevista televisiva. Se refería, claro está, al lodazal en que se ha convertido el PSOE. A la colección de escándalos de las últimas semanas hay que sumar uno nuevo: el de la fontanera.

Recapitulemos. En los últimos meses, el PSOE ha tratado de enfangar todas las informaciones que han ido confirmando la inigualable definición que hizo en su día Albert Rivera del partido de Sánchez: eso es una banda. Sus integrantes se iban de fiesta a la red de Paradores, trataban de forrarse con las mascarillas en plena pandemia, urdían oscuras estrategias para acelerar el rescate de Air Europa, se aprovechaban de sus relaciones personales para construir una cátedra en una universidad pública o para lograr un puesto de trabajo en la Diputación de Badajoz; por no hablar del papel singular del fiscal general del Estado, el gran inquisidor de ciudadanos particulares.

A esa banda hay que sumarle una nueva integrante. Hay que reconocerles a los compañeros de El Confidencial no solo la exclusiva, sino la habilidad a la hora de catalogarla como “la fontanera”. O sea, la que arreglaba las tuberías, la que taponaba las fugas de agua, a la que se llamaba en Ferraz cuando algo se empantanaba. La encargada de ofrecer favores a turbios empresarios a cambio de información que ayudara a acabar con la UCO.

Dice Page que desconoce si la tal Leire Díaz —alias la fontanera— “es compañera o militante del partido". Pues debería informarse. No creo que le cueste mucho al secretario general del PSOE de Castilla-La Mancha. Un par de clics, dos llamadas, y se entera. ¿O a lo mejor es que ya lo sabe pero necesita posicionarse, una vez más, como el verso suelto que pasaba por ahí?

De todos modos, le resumo, señor presidente: la fontanera acumula fotos con líderes de su partido -empezando por el matrimonio presidencial-, se la ha visto a menudo por Ferraz, y el propio secretario de Organización, Santos Cerdán -alias el hombre que espera el informe- ha admitido conocerla desde hace años, al ser militante.

Tengo la sensación de que la estrategia de García-Page de distanciarse sistemáticamente de las atrocidades legales, políticas y morales de su partido empieza a dar signos de agotamiento. No porque él esté implicado directamente en ninguno de esos charcos, sino porque a la gente no se le puede decir todo el tiempo que hoy es lunes si resulta que es martes.

El PSOE es el partido de Page. Él es su jefe en la región. Y sigue siéndolo porque Pedro Sánchez lo permite. Así que la fontanera es la nueva integrante de la banda de Sánchez, un grupo en el que, muy a su pesar y aunque sea como artista invitado, forma parte Emiliano García-Page.

Y sí, no cabe duda: al final todo se acabará sabiendo.