No ha dejado de sorprender la noticia acerca de que el PSOE ha presentado una proposición de ley en el Congreso de los Diputados con la que pretende que los miembros de las asociaciones provida sean condenados a penas de prisión como manera de impedir su presencia en los alrededores de las clínicas abortistas, en esa defensa activa de la vida. 

La propuesta establece expresamente: “el que hostigue o coarte la libertad de una mujer que pretenda ejercer su derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, promoviendo, favoreciendo o participando en concentraciones en las proximidades de lugares habilitados para interrumpir embarazos, causando un menoscabo en la libertad o intimidad de esta, será castigado con la pena de prisión de tres meses a un año o de trabajos en beneficio de la comunidad de treinta y uno a ochenta días”. 

La propuesta del PSOE incluye además  la posibilidad de imponer, a los autores de este supuesto delito, la prohibición de acudir a determinados lugares por tiempo de 6 meses a tres años, lo que evidencia la finalidad de impedir a toda costa la presencia de los provida en las inmediaciones de las clínicas abortistas.

En definitiva, se penalizará a quién con su actitud colabore con defender vidas humanas al considerarse delito ese supuesto menoscabo en la libertad o intimidad de la mujer embarazada. De nuevo, otra ley en contra del derecho a la vida, esta vez a petición de las clínicas abortistas, una ley que beneficia a los que se lucran del negocio de la muerte. 

¿Cómo puede ser que nuestra sociedad ya no sepa horrorizarse cuando se está delante de la muerte? ¿Cómo puede ser un delito dar una opción de vida a esos hijos que viven en el vientre de esas madres, muchas veces movidas por el miedo, la soledad y  la falta de recursos para sacar adelante a sus hijos?  

Nos encontramos cada cual inmersos ante el drama del bien y el mal, entre la cultura de la vida y la cultura de la muerte, en medio de una sociedad donde muchos han perdido el sentido acerca del valor inviolable de la vida humana, por ello ¿Te atreves a manifestar públicamente ante tus familiares, compañeros de  trabajo, amigos… tu desacuerdo con esta nueva propuesta de ley? ¿Te avergüenza manifestarte públicamente como provida? ¿Callas aún en base a esa tolerancia social que todo lo justifica?

Si esta propuesta de ley sale adelante, las verdaderas víctimas, más allá de los encarcelados provida, serán las madres embarazadas que cada vez estarán más solas, sin otra opción en muchos casos que la de abortar. 

¿Realmente supone acoso informar a las mujeres embarazadas de otras opciones distintas al aborto? Cuesta creer que se menoscabe la libertad o la intimidad de la mujer por ofrecer una ayuda o una alternativa ante el aborto o por el mero hecho de manifestarles que se reza por sus hijos, entregarles un díptico junto a la fotografía de un bebé u ofrecerles la posibilidad de practicarles una ecografía para que escuchen el latido de su bebé. 

Gracias a los provida que tantas vidas han salvado a pie de clínicas abortistas, adelante… quedan muchas vidas por salvar. 

Grupo AREÓPAGO