En el ejercicio 2019, los rechazos de herencias en Castilla-La Mancha ascendieron a 1.603, el 9,4% del total, uno de los porcentajes más elevado de renuncias –tras 2018 que fueron 1.661- desde que el Consejo General del Notariado recoge estos datos a partir del ejercicio 2007. Este año, durante el primer semestre, un periodo marcado por el golpe de la crisis sanitaria y económica y el primer gran confinamiento, un total de 589 han sido ya rechazadas, el 10,8% de las 5.450 herencias tramitadas en la región durante los seis primeros meses del año.

Una situación que se proyecta al resto del país. Durante los seis primeros meses del año, de las 142.013 herencias tramitadas un total de 15.992, el 11,3%, fueron igualmente rechazadas. Los efectos de la crisis del coronavirus en este fenómeno tardarán, no obstante, algunos meses en percibirse debido al tiempo que dura su resolución, entre 6 y 12 meses después del fallecimiento. No será, por tanto, hasta el cierre del año cuando se conozca el porcentaje de desistimientos, aunque se prevé siga creciendo.

Detrás de los rechazos suele haber obligaciones financieras, pasivos, o motivos fiscales ya que las herencias tributan bajo el impuesto de sucesiones, gestionado directamente por las comunidades autónomas y muy diferentes entre todas ellas. En todos estos casos al heredero no le interesa aceptar teniendo en cuenta la cantidad final que recibe. Otras de las conclusiones que desprenden las estadísticas es el bajísimo peso que tiene en España la figura de aceptación a beneficio de inventario, un mecanismo por el que el heredero responde a las deudas contraídas únicamente con los bienes que se enmarcan dentro del propio legado, sin poner en riesgo su patrimonio previo.