Derrota dolorosa para un CF Talavera de la Reina que se queda en una situación delicada. Y es que los cerámicos cuajaron un partido algo plano, en el que se echaron de menos posesiones más largas de los pupilos de Alcoy y más acercamientos para poner en aprietos a un Cádiz B que encontró el triunfo gracias a su acierto en una jugada aislada.

El choque comenzó con escasas ocasiones de gol y un ritmo algo lento. Algo contrario a los intereses de un CF Talavera de la Reina que no encontró la posesión de la pelota, sintiéndose algo incómodo en el terreno. De hecho, fue el filial el que protagonizó las tentativas más claras en el inicio del duelo, aunque en ninguna de sus llegadas tuvo que exigirse al máximo el cancerbero visitante Buigues.

Sólo a través del balón parado conseguía rematar el conjunto amarillo sobre la portería talaverana, aunque siempre con disparos desviados que no hacían peligrar el marcador. Por parte de los visitantes, a pesar de que no tenían la pelota, poco a poco iban gestionando el choque sin complicaciones para no pasar apuros, aunque se les echó en falta algo más de mordiente ofensiva, más allá de dos intentonas de Zamorano y Cristian que se marcharon.

Tardía reacción

En la segunda parte, el guión de la primera se iba a romper nada más producirse la reanudación. Fue en el minuto 48, cuando una transición rápida de los gaditanos acabó con la pelota en poder de Idrissa. El atacante no se lo pensó dos veces y desde la frontal soltó un latigazo que sorprendió a Buigues, estableciendo el 1-0 en El Rosal.

El partido se le había torcido al Talavera en una acción aislada y ahora le tocaba remar contra la corriente. Reaccionaron en ese momento los de Fran Alcoy, llegando con más asiduidad a la meta local, pero entonces la precisión necesaria como para equilibrar la tienda.

De hecho, la ocasión más clara para los cerámicos llegó con motivo de una internada por la derecha que acabó con un balón al área pequeña al que por poco no llegó Ángel López, pero sí el defensor Keigo, quien despejó contra su propia portería. Sin embargo, cuando parecía que la pelota se colaba, apareció la mano salvadora de Juan Flere para mantener la ventaja cadista.

Ya en los minutos finales, el Talavera se volcó con más corazón que cabeza en terreno local, pero se topó con una ordenada y poblada defensa amarilla que no concedió apenas espacios para los remates tímidos de Sedeño y compañía. Prueba de la desesperación fue la última jugada del choque, con Buigues incorporándose al ataque en un saque de banda en el que los talaveranos ni siquiera lograr rematar la pelota, teniendo que ceder una derrota que les mantiene en una situación delicada.