El patio barroco del Monasterio de Uclés se transformó el pasado sábado 28 de junio en un escenario de rock, energía y nostalgia gracias a la actuación del legendario Andrés Calamaro.
El artista argentino ofreció en el monumento de la localidad conquense un concierto de más de dos horas ante más de 1.000 personas, dentro del festival Uclés Música, en una noche dedicada a los 25 años de su icónico álbum Honestidad brutal.
Calamaro, uno de los grandes nombres del rock en español, está recorriendo Europa con su tour Agenda 1999, y en su parada en la provincia de Cuenca firmó una actuación "íntima y contundente", en palabras de la organización.
El público vivió "un viaje emocional" a través de un repertorio repleto de historia, con especial atención a un disco que marcó a toda una generación y que, un cuarto de siglo después, "sigue resonando con fuerza".
Arropado por una banda de alto nivel -Germán Wiedemer al piano, Andrés Litwin en la batería, Julián Kanevsky y Brian Figueroa a las guitarras, y Mariano Domínguez al bajo-, Calamaro desplegó un espectáculo lleno de matices.
"Cada canción era una historia, y cada acorde una declaración de intenciones", destacan desde Uclés Música.
En un enclave tan simbólico como el monasterio, la música encontró un eco especial. "El público vibró, cantó y se emocionó", explican los organizadores, subrayando la atmósfera "irrepetible" que se vivió entre los muros del monumento histórico. La cita refuerza, aseguran, la vocación del festival por "acercar la cultura a través de experiencias únicas".
Con esta segunda actuación, el ciclo Uclés Música sigue consolidándose como uno de los referentes musicales del verano castellanomanchego. El festival se despedirá el próximo 19 de julio con otro concierto cargado de emoción: el de Pecos, que pondrá el broche final a una edición que ya ha dejado momentos memorables con José Mercé y el propio Calamaro.