La aparición de restos arqueológicos es una constante en Toledo, aunque este tipo de hallazgos no es habitual en barrios periféricos como el de Santa María de Benquerencia, popularmente conocido como El Polígono. Allí, durante las obras de construcción de una plataforma logística que desarrolló para Logisfshion entre 2018 y 2019 la promotora Montepino, fueron encontradas estructuras de almacenaje como silos excavados en el suelo, recipientes y herramientas cotidianas, además de tumbas señalizadas y fragmentos de huesos de animales domésticos, piezas que ya se encuentran en el Museo de Guadalajara y en el Museo de Santa Cruz.

"Todo ello va a proporcionar a los historiadores valiosos datos de cómo era la actividad, la sociedad y la economía en la Edad de Bronce en la zona, un descubrimiento imprescindible para la reconstrucción del pasado de la ciudad de Toledo", aseguran desde la empresa, que ha informado que la aparición de los restos les obligó a modificar el transcurso de la obra, próxima al yacimiento de Ramabujas.

Marchamalo y Torija

Pero Montepino Logística no solo ha tenido sorpresas en Toledo sino que también ha encotrado restos arqueológicos durante la construcción de otros edificios logísticos en varias parcelas de Marchamalo y Torija (Guadalajara).

Uno de los conjuntos de restos arqueológicos más importantes se ha hallado en Marchamalo, y pertenecen al yacimiento de Arriaca–El Tesoro. Se trata de un descubrimiento fundamental y de primer orden a nivel científico para comprender las relaciones comerciales en la Península en la época romana. Los hallazgos realizados revelan que esta zona ya era un eje de logística y transporte en la Hispania de los ss. IV y V d.C., que articulaba todo el tráfico rodado entre la Meseta y el valle del Ebro y Cataluña, o entre el Mediterráneo y la zona de La Rioja.

Cerca de allí, en Torija, las excavaciones han sacado a la luz uno de los yacimientos más importantes del Paleolítico Medio en la Alcarria. En concreto, en la Dehesa de Rebollosa se han encontrado piezas líticas de sílex que reflejan la abundancia de recursos y materias primas en la zona, fundamentales para la supervivencia de los neandertales que habitaban la Meseta en el Paleolítico.

Montepino asegura que, "con el fin de preservar los descubrimientos, de gran valor histórico, varios equipos de arqueólogos trabajan en estas zonas para conocer la importancia de estos hallazgos y asesorar a la firma inmologística para la reanudación de sus obras en los lugares más pertinentes".