Sus números están lejos de parecerse a los del año pasado. Su temporada no está siendo tan brillante como la anterior. Las lesiones, de hecho, se han cebado con él en diferentes tramos y le han hecho perderse hasta 14 partidos en lo que va de curso, una parte muy importante del año. Pero los mejores jugadores del mundo tienen algo especial que les hace aparecer en los momentos clave incluso cuando nadie les espera.

Eso es lo que hizo Karim Benzema en El Clásico de la Copa del Rey. El delantero francés ofreció un auténtico recital y demostró por qué tiene el Balón de Oro bien guardado en su casa. Con sus tres goles en la segunda parte dejó en la lona a un Barça que se las prometía muy felices en la Copa con la ventaja del encuentro de ida, enmudeció al Camp Nou y aprovechó para reivindicarse de la mejor forma posible y en el mejor escenario.

El madridismo ha recuperado la felicidad y ha salido del túnel en el que se había metido después de las tres derrotas consecutivas en los últimos tres Clásicos. Eso es gracias, en gran parte, a Karim Benzema y su facilidad para perforar una y otra vez la portería de Ter Stegen camino del tercer título de la temporada después de la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes. 

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El francés ha firmado dos hat-tricks en apenas cuatro días. Le hizo tres tantos al Real Valladolid en poco más de seis minutos el pasado domingo, y el delantero demostró que se le siguen cayendo los goles con otro triplete ante el Barcelona, este de muchos más quilates. El Madrid no marcaba tantos goles en el Camp Nou desde 1963, y en este registro histórico tiene mucho que ver el galo.

Un recital

El Real Madrid llegaba al Camp Nou con muchas urgencias y una sensación de necesidad que apretaba. Con la Liga prácticamente perdida, una eliminación a manos del Barça a las puertas de la final de la Copa del Rey hubiera hecho mucho daño, más aún cuando el camino hacia la Champions League todavía es largo. 

Esto exigía a los jugadores blancos a dar lo mejor de sí mismos y eso es precisamente, como buen capitán, lo que hizo Karim Benzema. Arropado por Vinicius, Rodrygo y Modric en una línea de tres que formaba detrás de él, el francés se exhibió a lo grande en el Camp Nou y tuvo una participación decisiva porque fue parte activa en los cuatro goles que anotó el Real Madrid. 

Definición de Benzema desde los once metros frente a Ter Stegen contra el Barça. REUTERS

El primer gol fue obra de Vinicius, pero bien pudo llevar también la firma del '9'. Esta vez no fue anotador sino asistente, porque se entiende a las mil maravillas con el brasileño y entre los dos labraron un tanto que empezó a encarrilar la victoria blanca. Rodrygo lanzó el contraataque, Vinicius tiró la pared con Benzema y el sudamericano definió con un toque sutil tras el regalo de Karim. El balón entró llorando tras tocar en Koundé, pero por si las moscas allí estaba Benzema para empujarlo.

En la segunda parte tocaba ver la otra versión de Benzema, la goleadora. No necesitó mucho contacto previo con el balón porque el francés tiene la portería entre ceja y ceja, así que en una de sus primeras intervenciones mandó el esférico a la portería de Ter Stegen. Luka Modric le vio en la frontal, le cedió la bola y allí Karim, con la calidad propia de un Balón de Oro, buscó el palo largo con un toque sutil. Abajo, donde les duele a los porteros.

Ahí el Real Madrid se desató. No sólo fueron los goles, Benzema generaba peligro y miedo al Barça simplemente con su presencia y daba la sensación de que en cualquier momento los blancos iban a hacer sangre. Fue así cuando Kessie pisó a Vinicius en el área en un penalti muy claro. Karim asumió la responsabilidad de matar el partido y no falló. Engañó a Ter Stegen y celebró con rabia un tanto que dolía mucho en el Camp Nou.

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Pero Benzema estaba de dulce y se veía con confianza para aumentar su cuenta goleadora. Con el Barça volcado en busca de un milagro había espacios al contraataque, algo que le gusta al Real Madrid y a Karim. Así llegó el cuarto del equipo y el hat-trick del galo. Vinicius lanzó la contra, le dio una asistencia de fantasía al '9' y este, dentro del área, definió ante Ter Stegen.

Tres goles en el Camp Nou que servían para que el Balón de Oro dijera "aquí estoy yo" y sacara a relucir todo su potencial anotador. A sus 35 años y con tantas lesiones, son muchas las voces que le han querido dar por muerto y que han llegado a hablar de que su carrera poco menos que está terminada. Nada más lejos de la realidad. A su nivel, sigue siendo un futbolista capital en el Real Madrid.

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Sus números están lejos de la barbaridad que firmó en la anterior temporada, es cierto, pero aún así no son nada desdeñables. Ha disputado 31 partidos hasta el momento en los que ha anotado 25 goles. Sale de media casi a un tanto por encuentro, un promedio que solo está al alcance de los elegidos, y seguramente lo mejor es que llega enchufado al tramo clave de la temporada con la Champions y la Copa del Rey en juego.