El Real Madrid ha reforzado su proyecto de futuro durante los últimos años. Más allá de fichajes galácticos y grandes incorporaciones de jugadores reconocidos, en la entidad merengue optaron por dar mayor peso a la cantera. Se primó la labor de los ojeadores y se apostó por estos nuevos talentos llamados a triunfar en unos años. Dos de los casos más recientes son Kubo y Fede Valverde.

El primero de ellos jugará el próximo año en el Real Madrid. Esta nueva temporada lo hará en el Villarreal tras desestimar numerosas ofertas. El japonés, que jugó en La Masía y que acabó convenciendo al Real Madrid, se ha convertido en una de las revelaciones de La Liga gracias a sus actuaciones en el Mallorca. Está llamado a triunfar y él mismo ha reconocido que su objetivo es vestir de blanco.

En el caso de Fede Valverde, después de formarse en La Fábrica y de ganar experiencia en la élite por medio de una cesión al Deportivo de La Coruña, se ha ganado la confianza de Zidane y ya es una de las rotaciones más habituales del equipo merengue. Se le ve, más allá de como un jugador de presente para el equipo blanco, como uno de los próximos líderes de la selección uruguaya.

Fede Valverde entrenando con el Real Madrid

Su recorrido, sin embargo, podría haberse quedado en nada si no fuera por los ojeadores. En un reportaje elaborado por France Football, algunos de estos trabajadores más ocultos de los clubes han explicado cómo se capta a los nuevos talentos. Esos pequeños que despuntan en campos de césped artificial y que tienen algo que les diferencia.

Así les 'ficharon'

La aparición de Kubo, según relata Albert Puig, se produjo gracias a Óscar Hernández. Puig relata que desde el primer momento comprendió "lo enorme que era el talento" de Kubo. "Era un chico muy fuerte mentalmente y no dudaba en correr riesgos en el juego, tenía mucha personalidad y, por supuesto, una gran técnica", asegura.

La historia de Valverde corre a cargo de Néstor Gonçalves. Este le vio por primera vez cuando Fede tenía "nueve o diez años". "Me dijeron que había un jugador que lo estaba haciendo bien, eso es todo". Y cuando observó su juego, quedó sorprendido. "Lo que primero me llamó la atención fue su inteligencia". Habló con él, le analizó y reafirmó sus impresiones iniciales. 

Valverde tenía una "obsesión por las metas y el progreso que quería lograr". Según cuenta el ojeador, siempre veía al actual jugador del Real Madrid escuchando a sus superiores. Su físico podía ser un problema por su estatura y falta de corpulencia, pero Gonçalves habló con los médicos del Peñarol y, tras una pequeña revisión, comprobaron que en unos años la evolución iba a ser notable. "Fede mide hoy exactamente el tamaño que habíamos determinado".

Su éxito ya se podía predecir: "Cuando tenía diez años le dije al entonces presidente del Peñarol que este jugador encarnaba el futuro del club y el de la selección". Y así ha sido.

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