El Real Madrid ha vivido una temporada atípica. Comenzó ganando dos títulos -Supercopa de Europa ante el Manchester United y Supercopa de España frente al eterno rival a doble partido-, pero cuando comenzó el torneo regular, esa imagen de superioridad que habían mostrado en las dos finales anteriores se fue diluyendo. Las dudas llegaban y la irregularidad de algunos de sus jugadores más importante preocupaba. Mientras, en la Champions League demostraban más acierto de cara a gol que en el campeonato doméstico. Con esta doble cara en ambas competiciones llegó el Mundial de Clubes, donde los blancos revalidaron su título de campeones del mundo, mientras en La Liga seguían sin convencer.

Entonces llegó la ventana de transferencias del periodo invernal. Tras dejar muchos puntos en la liga española, los rumores sobre nuevas incorporaciones estaban a la orden del día. Se hablaba de los ofrecimientos de Pogba, Agüero, de Icardi como seguro de goles y, sobre todo, de Kepa, quien incluso llegó a estar en el Santiago Bernabéu allá por el mes de diciembre. Sin embargo, el entrenador francés del Real Madrid cerró la puerta a cualquier incorporación, su mensaje era tan claro como continuo: confiaba en su plantilla e iría hasta el final con ellos. Así, también dejaba sin opciones de salida a los jugadores que hasta la fecha habían tenido menos oportunidades como Ceballos o Marcos Llorente.

La piña de Zidane: la plantilla, más unida que nunca

MENSAJE DE ZIDANE AL VESTUARIO

Cristiano Ronaldo, Asensio, Lucas Vázquez o Marcelo estuvieron muy por debajo de su normal rendimiento en el primer tramo de la temporada. El dato más destacado es que el astro de Madeira tan solo había marcado cuatro goles en la primera vuelta de La Liga, algo nunca antes visto desde que fichó por el club blanco en el verano de 2009. Todos ellos, así como Keylor Navas o Isco dieron un paso al frente ante la confianza de su técnico y comenzaron a mostrar su mejor versión. La escalada en el campeonato doméstico comenzaba, tras el varapalo ante el Leganés en la Copa del Rey, y en la Champions League daban lo mejor de sí para superar primero al PSG y luego a la Juventus.

La piña de Zidane: la plantilla, más unida que nunca

LOS JUGADORES RECOGEN EL GUANTE

Esta confianza sin reservas de Zidane en ellos provocó un movimiento en cadena. Cada vez que han tenido oportunidad, con Sergio Ramos a la cabeza, el vestuario madridista ha alabado el trabajo del técnico francés, así como sus decisiones y trabajo diario. Ante los medios de comunicación, los futbolistas merengues no han dudado en mostrar su respaldo a su míster, pero también lo han demostrado donde de verdad vale: dentro del terreno de juego. Así, el Real Madrid aún tiene al alcance la segunda posición en La Liga y están a noventa minutos de clasificarse para su tercera final consecutiva de la Champions League. De levantar de nuevo La Orejona, tanto entrenador como jugadores habrán demostrado que Zizou tenía razón.

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