El día de las reivindicaciones. Ese día en el que una selección mermada en lo anímico como Argentina debía redimirse ante todo un portento como la Selección Española. Pero no fue así. La Selección dio una monumental clase de fútbol y toque a un combinado albiceleste impotente y carente de todo signo de reacción.

Certificaba Isco el 6-1 para España y en el Wanda Metropolitano tenía lugar la imagen de la noche. Leo Messi, que veía el partido desde la grada por sus molestias en el abductor, se marchaba taciturno presa de lo que estaba presenciando. 

JARRO DE AGUA FRÍA

Sin duda un jarro de agua congelada sobre una selección que si ya venía con serias dudas acerca de su capacidad por resolver con un digno papel en el Mundial de Rusia, la sombra de las dudas se acrecenta sobre la cabeza de Sampaoli y sus pupilos de cara a la gran cita.

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