Entrenar al Real Madrid es algo que está al alcance de muy poquitos, y de menos aún brillar como lo está haciendo Zinedine Zidane. El míster blanco ocupó el banquillo madridista después de la destitución de un Rafa Benítez en horas bajas. Desde enero de 2015, el francés se encarga del primer equipo y ya en su primera temporada a los mandos de la nave blanca logró el título de los títulos: la Champions League.

Zizou nunca pensó en su etapa de futbolista redirigir su carrera a los banquillos, pero finalmente optó por esta elección para enhorabuena del fútbol y del madridismo. Ahora, el técnico galo no se imagina su futuro sin estar en un banquillo y en el Madrid le queda cuerda para rato.

Pero dirigir a un equipo como el merengue no es fácil. El propio Zidane ha señalado en una entrevista para la FIFA que cuando se hizo cargo del banquillo del Madrid "estaba pasando a una dimensión completamente distinta". Sabía de la gran exigencia que supone el cargo y no ha tenido miedo, ha sabido hacer valer sus ideas y ese es el primer paso para alcanzar, también como entrenador, la gloria.