El Real Madrid arrancaba la Final Four ante el CSKA con la misión de volver a levantar la Euroliga. Para ello contaba con el factor Tavares. El pívot de Cabo Verde fue el verdadero protagonista del primer cuarto con una exhibición en los dos aros. Hizo honor de su premio como mejor defensor de la competición europea. 

Las jugadas ofensivas de su equipo siempre caían sobre sus manos, que nos desperdiciaba al estar tan cerca del aro y con tanta superioridad. El '22' fue la pesadilla de los moscovitas en los dos lados de la pista. 

La defensa rusa no era capaz de parar a uno de los mejores jugadores de Europa, que partido a partido ha ido ganando confianza en todas sus acciones y es una pieza clave en el esquema de Pablo Laso

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