No había tiempo para lamentaciones, ni adaptación ni calentamiento. El quinteto de Laso era agresivo y veloz. Randolph y Carrolll, comandantes de un barco merengue que inició su viaje a toda velocidad. Un 0-7 de parcial lo demostraba. (Así vivimos el partido en directo).

El Madrid estaba bordando la perfección en apenas tres minutos disputados. Buenas defensas, ataques claros y contraataques siempre que se podía. Llegó hasta los 10 tantos el escolta merengue. Solo Heurtel y su calidad individual salvaba del desastre al cuadro de Pesic. Hasta un triple de Vezenkov, olvidado en el plantel blaugrana, sirvió para no perderle la cara al partido a las primeras de cambio. Con el 70% de acierto en tiros de dos y un gran 50% en triples, el Madrid se iba con el 13-30 al segundo cuarto.

Hubo atisbos de remontada culé. Quedó en eso, meros intentos para demostrar el que ya conocen como 'efecto Pesic' que hizo mella en la Copa del Rey. Moerman, ante las bajas de Sanders y Ribas, tomaba el mando en la ofensiva. Omnipresencia en el rebote y movimiento constante por la pista. Tuvo que pedir el cambio como consecuencia del agotamiento. Se estaba quedando solo y, encima, le tocaba bailar con la más fea: Felipe Reyes. El capitán hizo de las suyas en la pintura y rememoró esa conexión con Ayón que tantas alegrías dio hace unos meses. Además, el bonus en apenas cinco minutos de los locales reducían considerablemente las opciones en defensa. Sin Moerman, Tomic se las dio de héroe y con una canasta de Navarro se acercaban a 10. Pero nada. Era mucho Madrid. Triplazo de Campazzo borrando una gran defensa local para mantener las diferencias. El 22-22 dejaba las cosas igual al descanso solo que representado en el 35-52.

La vida sigue igual

DE TRES EN TRES

Primero Randolph, luego Campazzo y el colofón de Carroll. Así salió el Madrid en el tercer cuarto. Los de Pesic tenían que hacer algo imposible: remontar un partido perdido desde el primer cuarto. El de Wyoming se desató con seis puntos consecutivos que sofocaba la salida hiperactiva de Vezenkov. Tenía que ser el búlgaro, jugador apartado del equipo, el que daba la cara. Silencio en el Palau -más allá de las consignas independentistas-. Navarro intentaban calentarse pero solo lograba frenar la sangría. Un triplazo de Causeur para cerrar una gran jugada colectiva ponía el 57-83.

La vida sigue igual

LA VIDA SIGUE IGUAL

Luchar para evitar el ridículo. Para frenar la victoria más holgada del Madrid en toda su historia en un Clásico en el Palau. Ese era el objetivo primordial del Barcelona en los diez minutos finales. Tiempo de goce para Campazzo, en busca del doble-doble. Momento para que Ayón y Randolph certificasen su recuperación. Para que Carroll se resarciese de la final de Copa. Solo un Madrid cargado de faltas permitía sumar al Barcelona en la personal. Con Doncic en el banquillo y enfadado por su mal juego -se marchó con tres de valoración- Heurtel intentaba sacar tajada. Superioridad tremenda del Madrid para mantenerse en los puestos de arriba. Ni Moerman ni Navarro -enchufado desde media distancia- fueron suficientes. Triunfo inexpugnable del Madrid y la vida sigue igual. Con el Barça en las cloacas de Euroliga y el equipo de Laso presentando candidatura al trono.

BARCELONA LASSA 74-101 REAL MADRID 

Barcelona Lassa: Heurtel (11), Navarro (9), Hanga (10), Claver (3), Tomic (9) -cinco inicial- Pressey (0), Koponen (10), Vezenkov (11), Moerman (9), Jackson (2), Font (-), Diagne (-).

Entrenador: Svetislav Pešić.

​Real Madrid: Campazzo (13), Carroll (18), Taylor (8), Randolph (16), Tavares (5) -cinco inicial- Doncic (2), Causeur (10), Yusta (-), Randle (3), Rudy (5), Reyes (13), Ayón (10).

Entrenador: Pablo Laso.

Árbitros: Lottermoser, Radovic, Nedovic.

Parciales: 13-30 | 22-22 | 22-31 | 17-18

Incidencias: Partido correspondiente a jornada 23 de Euroliga que se disputó en el Palau Blaugrana (Barcelona).