España ha vivido una fiebre por el streaming de vídeo, con aplicaciones como Netflix, HBO o Prime Vídeo existiendo en la mayoría de smartphones y televisores inteligentes del país. Y una vez se ha afianzado esta forma de consumir contenido, le llega el turno a los videojuegos.

Además de Google con Stadia o la reciente propuesta de Amazon, la compañía que más esta empujando este mercado es Microsoft, que ha hecho de Xbox Game Pass uno de los productos más atractivos de este mercado.

Como podéis ver en el enlace superior, mi compañero Iván Peñalba ya lo analizó hace unos meses, y os dio su opinión desde el punto de vista de un gamer de consolas clásico. Ahora he tenido la oportunidad de probar yo este servicio, junto con un Samsung Galaxy Note 20 Ultra, y os doy el punto de vista de un jugador diario que, por extraño que suene, no compra una consola desde 1992.

La comodidad

Uno de los motivos por los que este servicio me ha parecido muy interesante es porque nos permite disfrutar de todos los títulos que tiene en cualquier sitio. Al sólo depender de tener un mando compatible y conexión a internet podemos jugar no sólo en cualquier rincón de la casa, sino de cualquier lugar, sobre todo si tenemos cobertura 5G.

De esta forma, podemos llevarnos nuestro móvil a cualquier sitio y jugar desde allí. La calidad de la conexión será la que determine nuestra experiencia de juego aunque en las pruebas que he realizado no he tenido grandes problemas.

Eso sí, algunos títulos sí que tenían cierto lag en momentos muy concretos, aunque no eran juegos que requirieran una latencia baja, sino juegos de rol. En títulos de carreras o de lucha el funcionamiento ha sido impecable.

Además, una cosa que nos permite el Samsung Galaxy Note 20 Ultra es usar el puerto USB como conector HDMI. Esto hace que podamos conectarlo a una tele y disfrutar del juego de manera similar a como lo hacemos en la XBOX. Yo lo he conectado a un proyector, que es otra posibilidad.

No hay necesidad de hacer un desembolso inicial

Desde mi experiencia particular me ha resultado interesante el poder disfrutar de títulos como Forza Horizon o Batman Arkham Knight sin tener que comprar una consola.

Cuando sabes que vas a usar a diario un dispositivo que cuesta entre 300 y 500 euros, el desembolso parece más que justificado. El problema viene cuando no sabes si lo usarás a diario, los fines de semana o sólo los años bisiestos. El poder pagar mes a mes facilita esto de forma bastante lógica.

Y lo mismo pasa con los juegos. Al tener cierto catálogo disponible, se pueden disfrutar muchos sin pagar por ellos, usarlos en el momento que se quiere, y luego pasar a otro que nos apetezca más.

En ocasiones me he visto jugando a un juego de rol complejo, para al rato pasar a un juego indie de gráficos sencillos y jugabilidad adictiva.

Pagar por XBOX Game Pass sólo en vacaciones

Y como ejemplo perfecto de lo comentado en el apartado anterior, se me plantea como una opción muy viable dar de alta este servicio cuando esté de vacaciones. De esta manera me aseguro tener el tiempo disponible para jugar, del mismo modo que otras personas sólo leen en vacaciones, que es cuando más despreocupadas están.

El poder usar XBOX Game Pass en un móvil como es el Note 20 Ultra, un dispositivo que siempre llevas encima, sólo me obliga a acordarme de llevar el mando y el anclaje conmigo cuando salga.

Desde luego, si bien cuando se anunciaron las consolas de nueva generación dudé si compraría una, otra o ninguna, ahora tengo claro que sera esto último. En mi caso es lo más conveniente.