La evolución de los smartphones ha estado no sólo vinculada a las características técnicas, al hardware, sino también a su exterior. El diseño ha ido puliéndose con el tiempo y también los materiales empleados han cambiado.

Hace diez años todos los móviles eran de plástico. Desde entonces otros materiales han ido sustituyendo a este sobre todo el los móviles más caros, que tenían que diferenciarse de los más económicos, sobre todo cuando estos se empezaron a poner a la altura de los primeros en cuanto a solvencia.

El metal fue el primero de los materiales en ser elegido como sustituto del plástico, aunque de forma puntual en móviles de HTC. Poco a poco muchos otros fabricantes se apuntaron a esa decisión y desde hace varias generaciones todos los móviles de gama alta han sido de metal. Un momento ¿Todos?

El cristal reemplaza al metal

En realidad hemos visto algunos móviles que han usado el cristal para dar una sensación aún más premium, sobre todo cuando el aluminio ha ido bajando escalones y usándose incluso en terminales de gama media y baja.

Apple ya usó el cristal en el iPhone 4 y Google hizo lo propio en el Nexus 4, pero ambas marcas dieron marcha atrás y volvieron al metal en sucesivas iteraciones de sus productos.

Fue Samsung la que cuando necesitó renovar desde cero su proyecto estrella, los Galaxy S, lo apostó todo al cristal y el resultado no pudo ser mejor. Los Galaxy S6 supusieron un soplo de aire fresco y una buena elección de materiales que aún sigue vigente.

La carga inalámbrica

Una mejora colateral de esta elección es que se puede implementar la carga inalámbrica, algo que no es viable con el metal y uno de los motivos por los que Apple ha cambiado el material trasero en los iPhone 8 con respecto a los iPhone 7.

Es cierto que muchos fabricantes aún no valoran esto pero queda claro que desde que Apple lo ha usado como argumento de venta serán más los que la quieran usar. Y eso implica cristal… o plástico, pero parece poco probable que volvamos a ello, al menos de forma masiva.

Por otra parte, el cristal es más transparente para las ondas electromagnéticas que necesita recibir nuestro móvil, que si es de metal necesitará una zona en la que colocar las antenas.

Estética de piedra pulida

Recuerdo perfectamente la sensación que tuve cuando cogí por primera vez el Xiaomi Mi 6 en la mano. Que los cantos no fueran de metal sino que se integrarán directamente con el cristal delantero y trasero daba la sensación de tener una piedra pulida en la mano.

Esto también se ve en el Huawei Mate 10 que pudimos analizar hace poco y parece que en un futuro veremos nuevos móviles con este diseño.

El problema de la resistencia

No todo son ventajas con el cristal y es que la fragilidad del mismo con respecto al metal es notoria. He de reconocer que se me han caído móviles de ambos materiales y por fortuna nunca se han roto pero en test de impacto el metal siempre puede deformarse, algo que no le está permitido al cristal por lo que una fractura siempre es más viable.

La disipación de calor y las huellas

Por otro lado los móviles de cristal disipan peor el calor, lo que puede hacerlos más cómodos de usar porque no se transmiten a la mano, pero también más peliagudos de diseñar al no poder contar con esa pérdida de energía y tener que implementar otros sistemas.

Además las huellas se marcan mucho más en los móviles de cristal que en los de metal por lo que a nivel estético el cambio será algo contradictorio ya que no podremos lucir limpio el móvil casi en ninguna situación.

En los próximos meses veremos cómo actúan los principales fabricantes aunque parece obvio que marcas como Samsung, Apple o Huawei, que son las tres mayores del mundo ya tienen clara su decisión.