De Manual de pintura y caligrafía a Caín, El Cultural selecciona diez de las obras imprescindibles de José Saramago.

Manual de pintura y caligrafía

Alfaguara, 1977

H., un pintor dolorosamente consciente de su falta de talento, acepta retratar a S., un potentado. Mientras, comienza a volcar en su nuevo diario sus pensamientos más secretos, al tiempo que reflexiona sobre el arte y el amor.

Levantado del suelo

Seix Barral, 1980

Aparecida a finales de los 80 bajo el título de Alzado del suelo, esta novela, que narra la historia de las gentes de un pueblo del Alentejo portugués desde 1910 hasta 1979, es considerada la primera gran obra del futuro premio Nobel.

Memorial del convento

Seix Barral, 1982

El rey Joâo V promete levantar un convento si logra al fin un heredero. Simultáneamente descubrimos la vida del pueblo a través de las aventuras de un soldado manco y de su enamorada, Blimunda, dotada de mágicos poderes.

El año de la muerte de Ricardo Reis

Seix Barral, 1984

Es un emocionante libro “sobre la soledad, la tristeza, sobre una ciudad triste, sobre una época triste”. Como explicó el propio Saramago, “en 1936 tenía catorce años, pero recuerdo la tristeza que era esta ciudad”.

La balsa de piedra

Seix Barral, 1986

La Península ibérica se separa de Europa en esta novela que es una invitación a “hacer un esfuerzo de entendimiento para resistir a las presiones de la cultura europea, que es la de los países dominantes, Francia, Alemania e Inglaterra”.

El Evangelio según Jesucristo

Seix Barral, 1991

De este libro, una relectura del Evangelio narrada en tercera persona y centrada en los años más oscuros de Jesús, Saramago decía que era “solo” una novela “que se atreve mucho, un libro honesto, un libro limpio”.

Ensayo sobre la ceguera

Alfaguara, 1995

En un mundo enfermo por una pandemia de ceguera blanca, solo la mujer del médico conserva su humanidad. Saramago la definía como “la novela que criticaba y desenmascaraba a una sociedad podrida y desencajada”.

Todos los nombres

Alfaguara, 1997

Retrato de la soledad contemporánea, narra la obsesión de Don José, un funcionario del registro civil, primero por coleccionar noticias y recortes de personajes famosos y luego por una mujer anónima, de la que cae enamorado.

Las pequeñas memorias

Alfaguara, 2006

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Esta autobiografía íntima retrata al escritor desde su infancia hasta los quince años. Era, como el propio Saramago explicó, el libro que siempre quiso escribir, porque “el niño que fui siempre ha estado muy vivo en mi recuerdo”.

Caín

Alfaguara, 2009

Revisión del Antiguo Testamento, bienhumorada y heterodoxa, en la que el portugués enfrenta a Dios con sus criaturas, pues, asegura, “el bien, el mal, todo está en nuestra cabeza, no en el cielo o en el infierno, que también inventamos”.