Confesiones de una editora poco mentirosa. Esther Tusquets.

Lumen. Barcelona, 2019. 224 páginas. 16,90 € . Ebook: 9,90 €

En un arranque no sé si de justicia o de inconsciencia, Lumen comienza a celebrar sus primeros 60 años de existencia recuperando las memorias de su fundadora, la legendaria Esther Tusquets (Barcelona, 1936-2012). Y lo hace aunque el retrato que traza de su relación con el grupo editorial que finalmente compró el sello, Random House Mondadori, es todo menos feliz, cuajado de desencuentros, mercadotecnia y deslealtad. En realidad, tampoco son sesenta años los de Lumen, pues fue un tío de la propia Esther Tusquets, sacerdote, quien la creó en Burgos durante la Guerra Civil, para editar libros religiosos. Sí fue en 1960 cuando el entusiasta padre de la editora y del arquitecto y diseñador Óscar Tusquets compró la editorial para sus hijos, que suplieron su inexperiencia con entusiasmo, exigencia y talento. “No éramos conscientes de la insensatez en que nos habíamos metido”, reconoce Esther Tusquets (p. 23), pues “partíamos para bien y para mal de cero, y eso suponía torpezas, errores, pero también entrañaba la posibilidad de llegar sin darnos cuenta a soluciones inéditas” (p. 36).

Verdadera declaración de principios editoriales, el interés del libro se multiplica con los retratos, a veces despiadados, de Cela, Barral…

Empezaron con libros infantiles y libros ilustrados, en colecciones que quebraron la monotonía y convencionalismo editorial del momento, sin saber de cuántos ejemplares debía constar una edición, cómo se fijaba el precio de un libro o de quién dependía que sus títulos llegasen al lector. En realidad, sólo tenían claro que iban a editar los libros que les gustaran. Y el milagro, los milagros, se multiplicaron. El primero, esencial, contar con la lealtad de amigos como Ana María Matute, Quino o Umberto Eco.

Verdadera declaración de principios editoriales –“nada podía seducirme menos que dirigir una gran editorial, una gran industria con multitud de empleados, mucho capital en juego y cientos de títulos al año”–, el interés del volumen se multiplica con los retratos, a veces despiadados, de decenas de autores como Cela, Delibes, Terenci y Ana María Moix, Carmen Martín Gaite, Gimferrer, Vargas Llosa y su angustiosa búsqueda de la perfección, el príncipe de los seductores Carlos Barral, Carmen Balcells o Martín Garzo. Un libro divertido y malvado. Delicioso.

@nmazancot