Canto de mí mismo (51)

El pasado y el presente se marchitan. Los he llenado y los he vaciado,

Y ahora lleno el siguiente redil, el futuro.

¡Tú, el que me escucha ahí arriba! ¿Qué tienes que confiarme?

Mírame a la cara mientras apago las luces de la tarde.

(Sé sincero: no te oye nadie más, y yo solo me quedaré un minuto.)

¿Me contradigo?

Muy bien, pues: me contradigo.

(Soy enorme: contengo multitudes.)

Me concentro en los que están cerca, y aguardo en el umbral.

¿Quién ha acabado lo que tenía que hacer hoy? ¿Quién terminará antes de cenar?

¿Quién quiere pasear conmigo?

¿Hablarás antes de que me vaya? ¿O lo harás cuando ya sea demasiado tarde?


Cuando leí el libro

Cuando leí el libro, la famosa biografía,

Me dije: así que esto es lo que el autor llama la vida de un hombre.

¿Y así escribirá también alguien mi vida, cuando yo haya muerto?

(Como si alguien supiera algo de mi vida;

A menudo pienso que ni siquiera yo sé nada, o muy poco, de mi verdadera vida:

Apenas unos atisbos, un puñado de indicios fugaces, difusos e indirectos,

que quiero investigar aquí, para mi provecho)

Al jardín, el mundo

Al jardín, el mundo, asciendo de nuevo

y anuncio a los potentes compañeros, a las hijas, a los hijos;

significo y soy el amor, la vida de sus cuerpos.

Aquí, curioso, contemplo mi resurrección, tras el sueño.

Los ciclos evolutivos, que describen grandes órbitas, me han traído otra vez,

amoroso, maduro: todo se me antoja bello, todo, maravilloso,

y mis miembros, y el fuego turbulento que siempre los anima,

por alguna razón, lo más maravilloso de todo.

Existo, y miro, y penetro en todo,

satisfecho con el presente y satisfecho con el pasado.

Eva me sigue, a mi lado o detrás,

o me precede, y yo la sigo.


Canto el yo

Canto el yo, una simple persona, un individuo;

sin embargo, pronuncio la palabra Democrática, la palabra En Masse.

Canto la fisiología, de la cabeza a los pies;

ni la fisiognomía por sí sola, ni el cerebro por sí solo, son dignos de la Musa: yo

     sostengo que la Forma completa es mucho más digna,

y canto por igual a la Hembra y al Varón.

Con una inmensa pasión por la Vida, con nervio y energía,

jubiloso y —concebido bajo las leyes divinas— libérrimo,

al Hombre Moderno canto.


Lleno de vida ahora

Lleno de vida ahora, compacto, visible,

yo, de cuarenta años de edad, en el año octogésimo tercero de los Estados,

a quien viva dentro de un siglo, o dentro de cualquier número de siglos,

a ti, que no has nacido todavía, a ti te buscan estos cantos.

Cuando los leas, yo, que fui visible, seré invisible.

Ahora eres tú, compacto, visible, el que comprende mis poemas, y me busca,

e imagina lo feliz que serías si estuviera a tu lado y fuera tu camarada;

sé feliz, como si estuviera a tu lado (y no estés demasiado seguro de que no esté

            ahora contigo).