Andrés Sorel

El escritor y periodista Andrés Sorel, fundador, presidente y responsable de Cultura del diario Liberación y escritor comprometido vetado y exiliado durante el franquismo ha fallecido anoche en Madrid a los 81 años, según ha hecho saber en una nota Jesús Espino, subdirector de la editorial Akal y amigo del autor, que tenía previsto publicar en marzo Un renacentista en el siglo XX (Debate), la biografía de su amigo José Luis Sampedro.



Autor de más de cincuenta obras, entre ellas ETA, La guerrilla antifranquista, Las voces del Estrecho, La caverna del comunismo o ... y todo lo que es misterio, Sorel, nacido en Segovia en 1937, durante la Guerra Civil, estudió Magisterio y Filosofía y Letras. Durante el franquismo colaboró en la prensa clandestina del Partido Comunista y fue corresponsal de Radio España Independiente de 1962 a 1974.



Finalmente, en 1970 se exilió en París, donde dirigió el semanario Información Española, que se realizaba para los emigrantes españoles en Europa, y fundó y presidió el diario Liberación. Fue allí donde adoptó el apellido Sorel, tomado del héroe de Stendhal Julien Sorel, protagonista de la novela Rojo y Negro. En 1974 fue excluido del Partido Comunista por diferencias ideológicas y políticas, aunque siempre siguió defendiendo, por ejemplo, el regimen cubano, e incluso entrevistó a Fidel Castro y al Che Guevara. La censura del entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, prohibió la publicación de sus novelas en Seix Barral y Ciencia Nueva. Muerto Franco, regresó al país y colaboró en distintos periódicos y publicaciones de España y resto de Europa.



En 2010 editó, fruto de su cubanofilia, publicó Las guerras de Artemisa, en la que narraba los abusos cometidos por el imperio español durante la guerra de Cuba y los campos de concentración puestos en marcha en la isla a finales del siglo XIX por el general Valeriano Weyler. Galardonado en 2013 con el Premio José Luis Sampedro, publicó medio centenar de obras, entre novelas y ensayos, en editoriales como Txalaparta, Libertarias, Cátedra, Muchnik o Planeta, e impartió más de mil conferencias por todo el mundo.



Sorel comenzó a trabajar con el subdirector de Akal, Jesús Espino, en 2012, en la edición de Último tango en Auschwitz y allí nació una relación de amistad y confianza: "Fue un honor para Akal publicar tus últimas novelas, al igual que ese difícil, incómodo testimonio sobre ETA", señala el editor en su obituario. "Tu integridad, tu coherencia, tu compromiso político e ideológico, tu espíritu crítico que evitaba cualquier atisbo acomodaticio en estos tiempos paniaguados de ideas veleta", recuerda Espino.



El editor destaca de él su amor por "la Literatura con mayúsculas en medio de tantas letras prostituidas", su "indignada estupefacción ante el triste espectáculo en los medios, en la política, en la cultura", y su "reivindicación de la dignidad del ser humano engullido por la barbarie, por cualquier barbarie".



"La auténtica patria del escritor es la lengua en que escribe", aseguróaba Sorel en el discurso pronunciado cuando recogió el Premio José Luis Sampedro en 2013. "Muchos responsables de las industrias culturales y de la política vulgarizan el lenguaje, lo deforman hasta límites en los que resulta imposible reconocer su acepción. Y el escritor debe rebelarse contra estas perversiones si quiere sobrevivir y no ser aniquilado por este holocausto de la cultura. El escritor ha de regenerarlo, dignificarlo, purificarlo", añadió el escritor.