Es el gran fenómeno de la temporada, una película indie de 25 millones de dólares de presupuesto que no solo ha sido un triunfo en taquilla, rebasando la cifra de los 100 millones, sino que ha logrado el récord de nominaciones en esta edición de los Óscar, con 11, además de los Globos de Oro a mejor actriz para Michelle Yeoh y a mejor actor de reparto para Jonathan Ke Quan y un premio Bafta a mejor montaje.

Los directores Dan Kwan y Daniel Scheinert, también conocidos como los Daniels, ya habían elaborado un tono peculiar para su ópera prima Swiss Army Man (2016), donde un náufrago iniciaba una amistad con un cadáver interpretado nada menos que por Daniel Radcliffe (sí, Harry Potter), en una suerte de comedia disparatada y escatológica que iba poco a poco mutando en algo extrañamente tierno y poético.

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En Todo a la vez en todas partes, los directores repiten la jugada, pero ahora con una narrativa expansiva que parte de una especie de comedia dramática sobre la inmigración, para convertirse en un peculiar sci-fi de acción de bajo presupuesto y emprender en su último tercio un viaje existencialista que encuentra en la bondad, la amabilidad y la familia su razón de ser para que cada cual soporte su día a día.

Evelyn (Michelle Yeoh) está al borde de perder por problemas con los impuestos la lavandería que regenta sin demasiado entusiasmo desde hace décadas con su familia –un marido simplón que está dándole vueltas al divorcio, una hija rebelde y un padre que está perdiendo la cabeza– cuando descubre que es una especie de elegida para salvar el multiverso.

A partir de aquí, es tremenda la cantidad de ideas visuales y requiebros humorísticos que alcanza el filme, desde la escena del salto con el premio-consolador al universo de los perritos calientes, pasando por un delicioso fragmento animado o por inesperadas postales a lo Wong Kar-wai.

Sorprende en cualquier caso como han cambiado los tiempos. En una edición de los Óscar con varías películas a las que se les puede colgar sin problema la etiqueta de oscarizable (quizá ya pasada de moda), como es el caso de Los Fabelman de Spielberg o las Almas en pena de Inisherin de McDonagh, es esta rareza no apta para todos los paladares la que va camino de arrasar en la gala.

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Así lo piensan las casas de apuestas. Según datos de Sportium, el 49,6 por ciento de sus usuarios cree que la película se hará con el galardón a la mejor película. Codere sitúa la cuota del filme de los Daniels en 1,12 euros por euro apostado, seguida de Sin novedad en el frente, que se paga 11 euros por euro apostado. Muy parecidos son los datos de Betfair.

Además, Variety, revista conocida como 'la biblia de Hollywood', también apuesta por Todo a la vez en todas partes en sus siempre atinadas predicciones de los Óscar. Así, tras la victoria de 2022 de la también indie e inofensiva CODA (¿alguien se acuerda del filme de Sian Heder un año después?) sobre la magistral El poder del perro (Jane Campion), parece que se empieza a desarrollar una tendencia entre los académicos a mirar a filmes que se salen de horma.