Cuando El verdugo se presentó en la Mostra de Venecia, en agosto de 1963, a Francisco Franco se le conocía en el extranjero con el sobrenombre de “el verdugo”. Las autoridades españolas intentaron por todos los medios retirar la cinta del festival, sin conseguirlo. En su indignación, el embajador Sánchez Bella escribió que es la película más antipatriótica que había visto nunca en una carta oficial. El final de la película es un plano de turistas bailando en un barco. Se desarrolla justo cuando José Luis (Nino Manfredi) regresa aterrorizado con su familia tras perjurar que no volverá a hacerlo. Ese final, que funciona como epílogo al famoso paseo cruzando la nave blanca en la que reo y verdugo son conducidos al patíbulo, tomó varias formas en el guion, que firma Berlanga junto a Rafael Azcona y Ennio Flaiano.

Al comparar con la película estos dos finales alternativos, custodiados en los archivos de Filmoteca Española, se manifiesta una primera intención más dramática y pesimista, en la que el foco recae en Carmen (Emma Penella), que no solo llora por su marido, sino “por ella, por todos… incluso por los turistas”. Sin duda, esa escena, que marcaría el tono final, no carecía de relevancia a la hora de apuntalar una clara postura respecto a la pena de muerte, cuyo radical rechazo por parte de Berlanga (su padre fue condenado a dicha pena) fue no en vano lo que le llevó a levantar el proyecto. La segunda versión que publicamos está más cercana al final que conocemos, si bien la escena turística se contemplaba desde el punto de vista del matrimonio, abrazado e inconsolable, y no desde Amadeo (Pepe Isbert), el verdugo con el bebé en sus brazos.

Reproducimos a continuación la última escena de ambos finales.

30, PUERTO DE PALMA-BARCO.

Exterior. Día

Una mañana maravillosa, todo lo maravillosa que sea posible. El puerto de Palma, desde el ángulo más espectacular, con la ciudad al fondo, dorada por el sol. En un muelle y al pie de la escala de un barco de pasajeros, CARMEN, con una maleta, espera. Por la escala sube al barco gente que ha terminado sus vacaciones. Desde la borda se despiden otras personas, riendo, haciendo chistes y encargos, recibiendo recuerdos. CARMEN está nerviosa, mirando hacia la carretera que desemboca en el muelle. El barco hace sonar su sirenazo.

SIRENAZO

Cuando convenga llega un jeep a toda velocidad, frena, se detiene, y de él se apea JOSÉ LUIS, con su maletín en la mano. JOSÉ LUIS corre hacia CARMEN.

JOSÉ LUIS.- Vamos, vamos…

Suben por la escala corriendo, y ya en el barco buscan dos sillas de cubierta. Estas sillas deben estar situadas de manera que la pareja siga teniendo un fondo de película en tecnicolor. Durante un segundo, JOSÉ LUIS se dedica a recobrar el aliento. CARMEN lo mira, sin atreverse a preguntar nada. Luego, JOSÉ LUIS saca de un bolsillo un sobre y se lo entrega a su mujer. Ella queda sorprendida, con el sobre en la mano, y mira a su marido. Musita

CARMEN.- Entonces…

JOSÉ LUIS se pasa una mano por los ojos. Dice, con la cabeza baja, fastidiado o avergonzado.

JOSÉ LUIS.- Sí, sí, sí…

CARMEN, siempre con el sobre en la mano, aparta la mirada de JOSÉ LUIS y la fija en el vacío. Triste, pregunta

CARMEN.- ¿Has… podido…

JOSÉ LUIS se toca la muñeca de la mano derecha, como si le doliera

JOSÉ LUIS.- Me han obligado… No había solución… Mira a su mujer en busca de su aprobación. Y dice

JOSÉ LUIS.- Tenía que hacerlo…

Mira a su mujer buscando su aprobación y sigue, como disculpándose

… Horrible…

Ella lo mira a los ojos, tristísima. JOSÉ LUIS, que sigue tocándose la muñeca, dice

… Me tendré que comprar una miñeque…[ilegible] hasta que me acostumbre…

Suena la sirena del barco y retiran la escala.

SIRENAZO

CARMEN empieza a llorar silenciosamente, y JOSÉ LUIS la abraza y deja caer la cabeza sobre el pecho de su mujer. Los sollozos empiezan a sacudir a CARMEN, que llora por su marido, por ella misma, por todos… incluso por los turistas que, en una embarcación de recreo, cruzan bajo el barco acompañados por la música que alguien hace en cubierta para que

todo sea perfecto.

FIN

Berlanga y Emma Penella en un descanso del rodaje de 'El verdugo'

ESC. 29.- BARCO Y PUERTO DE PALMA.

Exterior. Día.



Una mañana radiante. A la cubierta de un barco que hace los últimos preparativos antes de zarpar siguen subiendo pasajeros. Sentada en una silla de cubierta está CARMEN, con el niño en brazos y con las maletas a su lado. AMADEO, en la borda, mira hacia los muelles, hacia la ciudad, hacia el mar abierto. El hombre se despide de Palma.

EFECTO AMBIENTE

SIRENA

Suena la sirena del barco.

CARMEN grita hacia su padre, preocupada:

CARMEN.- ¿Viene o no viene?

AMADEO levanta los brazos, expresando su impotencia para saber si JOSÉ LUIS llega o no llega. El VIEJO se apresura ahora a ayudar a DOS MONJAS a colocar su equipaje junto a unas sillas de cubierta. Luego vuelve a la borda y se dispone a fumar un pitillo. Una mirada distraída le hace descubrir a un jeep que llega a toda velocidad. El jeep se detiene y AMADEO descubre a JOSÉ LUIS; se vuelve hacia CARMEN.

AMADEO.- Ahí está…

Luego mira hacia el jeep, JOSÉ LUIS había iniciado la marcha hacia la escala, pero alguien le ha llamado: es para entregarle el maletín. Con él en la mano JOSÉ LUIS corre hacia la escala y el VIEJO sale a su encuentro llamándolo:

…José Luis… José Luis…

JOSÉ LUIS llega a cubierta y pasa antes el VIEJO sin hablarle, buscando con la mirada a su mujer. Se van hacia ella y se deja caer en una silla, a su lado. Abandona el maletín y apoya la cabeza en las manos y los codos en las rodillas. Durante unos segundos permanece así. Su mujer lo contempla en silencio, expectante. Luego, en voz muy baja, se atreve a preguntar:

CARMEN.- ¿Has comido algo?

JOSÉ LUIS levanta la cabeza y la mira con odio. Luego, vencido, se saca del bolsillo un sobre y se lo entrega.

CARMEN lo coge sin querer cogerle, pero lo entreabre para ver el dinero. El VIEJO se está acercando, curioso. CARMEN mira a su marido y sus ojos empiezan a empañarse de lágrimas. El VIEJO le quita el sobre de la mano y cuenta el dinero y lee la nota adjunta. Sorprendidísimo, le dice a JOSÉ LUIS, que sigue mirando al suelo:

AMADEO.- Pero, entonces, ha habido un aumento…

JOSÉ LUIS levanta la cabeza y ve las lágrimas de su mujer y la expresión alegre del viejo. Dice, rabioso, amenazador:

JOSÉ LUIS.- No lo haré más, ¿me entiende?, no lo haré más.

El VIEJO le da el sobre a CARMEN, a la cual ha abrazado JOSÉ LUIS, y coge al niño. Con él en los brazos se va hacia la borda diciéndole a la criatura riendo entre dientes:

AMADEO.- Eso dije yo la primera vez…

Y besa al niño. Junto al barco, mientras JOSÉ LUIS y CARMEN siguen abrazados, pasa una embarcación de recreo llena de turistas. Puede ser un criscraf y estar ocupados por unas parejas de gente alegre, de gente que siempre ha vivido bien. Llevan un tocadiscos y éste suelta una música muy optimista. Algunas de las parejas bailan bajo el sol del Mediterráneo.

FIN