Más de cuatrocientos mil muertos después, la guerra siria para echar del poder al dictador Bashar al-Assad sigue aterrorizando al mundo. La periodista Waad Al-Kateab explica en Para Sama, filme nominado al Óscar en la categoría de mejor documental, el conflicto a través de su propia experiencia vital. Ex habitante de la castigada Alepo, Al-Kateab experimenta una paradoja: mientras caen las bombas y la barbarie se propaga vive los acontecimientos más importantes y felices de su vida, se enamora, se casa, tiene una hija… Sama es el nombre de su bebé, nacido en plena ofensiva del régimen contra la ciudad, al que dedica una película que nos cuenta en primera persona cómo la destrucción y el horror infinito destruye su vida y las de todos aquellos que tiene a su alrededor. Casada con Hamza, un valeroso médico, muchas de las desgarradoras imágenes de esta película suceden en un hospital, un lugar aparentemente seguro. Pero en la guerra enloquecida de Siria nada es seguro y los rusos, colaboradores del régimen, los destruyen uno a uno hasta que no queda ninguno en pie. A modo de diario, Para Sama refleja la caída a los infiernos de todo un país a través de sus atónitos protagonistas, unos jóvenes que jamás pensaron que el sátrapa se atreviera a llegar tan lejos para defenderse y que ven cómo todo aquello que creían sólido se desmorona.

Pregunta. ¿En qué punto decidió que el material que estaba rodando se convertiría en una película?

Respuesta. Decidí hacer la película cuando me marché de Alepo, antes de eso rodaba y me dedicaba a seguir a alguna gente pero no pensaba que sería capaz de montarlo. Fue cuando nos marchamos de Siria el momento en el que decidí convertirlo en una película, estaba muy sorprendida de seguir viva. Al principio estaba decepcionada por todo y muy disgustada por la comunidad internacional y no me sentía con fuerzas. Después pensé lo contrario, no me podía quedar de brazos cruzados ante las falsedades que el régimen estaba propagando por el mundo. Sentí que tenía que explicar al mundo todas estas atrocidades que habíamos vivido.

P. ¿Cuál fue la fuerza más importante que la llevó a grabar estas cintas: que el mundo conozca la verdad de la barbarie o enseñarle a sus hijos cuando crezcan cómo fue ese asedio?

R. La primera motivación fue explicar al mundo la verdad, porque en muchos países explican que se trata de una guerra civil cuando no lo es. Cuando se evacuó Alepo se explicó como si formara parte de una guerra y no como si fuera un crimen, que es lo que fue. Quería que el mundo supiera lo que de verdad había pasado. Es importante contar por qué estábamos allí y cómo comenzó todo como una protesta pacífica. Luego creo que cuando mis hijos crezcan será importante que vean lo que de verdad pasó.

P. En el documental dice varias veces que nadie esperaba tanta crueldad del régimen. ¿En qué punto fueron conscientes de que Al Assad no tendría límites a la hora de mantenerse en el poder?

R. Cuando empezó la revolución fue una gran amenaza para el régimen. Si Rusia no hubiera apoyado a Al Assad jamás hubieran llegado tan lejos. El régimen colapsó y ha conseguido sobrevivir gracias al apoyo de Rusia y de las milicias iraníes. En un principio no mantuvo el poder porque se derrumbó, pero gracias a esa ayuda ha conseguido sobrevivir.

P. Vemos como los rusos, en apoyo del régimen, destruyen varios hospitales. ¿La comunidad internacional es consciente de las atrocidades cometidas bajo en mando de Putin en Siria?

R. Para nosotros fue frustrante porque no esperábamos que fuera a tener ese apoyo. Los rusos no solo destruyeron los hospitales, la idea final era destruir la moral de la gente para que se rindiera. Ese apoyo no fue solo militar, también proveyeran de ayuda económica al régimen. Lo único que conseguimos de la comunidad internacional fueron bellos discursos, pero no una acusación clara de lo que estaban haciendo los rusos y la forma en que estaban masacrando a la población. Los rusos comenzaron a cometer todo tipo de atrocidades y sobrepasar todas las líneas rojas, eso dio una señal a Al Assad de impunidad porque sintió que podía cometer todas las barbaridades sin que nadie se preocupara de verdad por los sirios.

P. ¿Cómo fue la colaboración con Edward Watts, que codirige con usted la película?

R. Conocí a Edward cuando nos fuimos a Inglaterra. Nos conocimos en Londres y vio el material. Trabajamos juntos durante dos años, fue una experiencia única para mí. Yo no había estado fuera de Alepo en toda mi vida, Edward es británico y solo habla inglés, veníamos de mundos completamente diferentes. Esas diferencias hicieron que la película fuera más sólida. Los dos tenemos caracteres fuertes y fue un proceso de aprendizaje mutuo. Luchamos por cada plano de la película y tuvimos muchas discusiones sobre la película. Tuvimos muchos debates y eso fortaleció la película, siento una gran admiración por él porque tiene mucho talento y a la vez tenía un gran respeto por lo que estábamos contando. Al final me dio el corte final porque sentía que era nuestra historia y yo debía tener ese poder.

P. ¿Cree que la opinión pública internacional ha condenado con suficiente dureza los crímenes cometidos por Al Assad?

R. Creo que muchas veces la gente no sabía ni lo que estaba pasando. En un momento dado Siria se convirtió en un tema aburrido y los medios dejaron de hablar de ello. Ha habido una reacción maravillosa por la película en todas partes. Creo que Para Sama ha conseguido que la gente vea que somos seres humanos y lo que hemos sufrido. Espero que sirva para animar a muchas personas a hacer algo.

P. ¿Qué es lo más importante que aprendió durante el asedio de Alepo?

R. Cómo mantener la lucha, cómo mantener la esperanza en la situación más dura y difícil imaginable. Fue muy duro y terrorífico pero aprendí mucho sobre cómo seguir adelante y seguir luchando.

@juansarda