Lo malo de la vida, ya se sabe, es que si te equivocas no hay marcha atrás. La fantasía de retroceder en el tiempo para hacer de otra manera lo que no hicimos bien forma parte de la esencia humana. Por desgracia, eso no es posible aunque la ficción, claro, se puede permitir esos lujos. En la estela de aquella mítica Atrapado en el tiempo (Harold Ramis, 1993), aquel filme en el que veíamos a Bill Murray repetir una y otra vez el mismo día, El increíble finde menguante nos cuenta en clave fantástica cómo una chica, Alba (Iria del Río) parece condenada a revivir una y otra vez la misma jornada campestre con su novio y amigos.

Dirigida por el debutante Jon Mikel Caballero, lo que vemos es cómo un alma atormentada, esa Alba impetuosa y neurótica bien interpretada por Del Río, aprovecha la ocasión para darle un final distinto al día de asueto y reconquistar al novio (Adam Quintero), que piensa dejarla. De esta manera, la desdichada protagonista trata una y otra vez de reconquistar a su chico y también ordenar la relación con un padre amante y bondadoso pero sobreprotector.

Caballero logra que nos quedemos intrigados con la trama de una película con un reparto coral en la que los amigos de Alba, y por momentos incluso su propia pareja, apenas tienen relevancia y sus pequeñas historias no superan la cualidad de adornos más o menos necesarios para que la película funcione. Dirigida con ritmo y apretando el cuadro de la cámara a medida que pasa el tiempo, El increíble finde menguante promete más de lo que da y a pesar de sus muchos aciertos acaba dando un poco de pena que se convierta en una comedia romántica efectiva pero convencional. Hubiera estado muy bien que se soltara más el pelo.

@juansarda