El Romance de los Tres Reinos es una de las cuatro novelas clásicas de la literatura china. Escrita por Luo Guanzhong en el siglo XIV, el gigantesco relato cubre más de un siglo de luchas dinásticas entre señores de la guerra por suplir el vacío de poder ocasionado por el declive de la dinastía Han. En él se suceden las intrigas palaciegas, gestas heroicas y batallas de dimensiones colosales con cientos de personajes históricos. Su influencia en las artes orientales es muy alargada, también en videojuegos, sobre todo en los géneros de estrategia y acción.

Wo Long vuelve a repetir el maridaje de historicismo y folclore autóctono que tan buenos resultados deparó a Team Ninja con Nioh y su secuela, pero esta vez han optado por enraizar su ficción en la China del siglo II, un cambio tan sustancial que demandaba abrir una nueva saga.

El corazón de la experiencia se asienta en su profundo sistema de combate, inspirado en las coreografías fantásticas de las wuxia (piensen en el cine épico del aclamado Zhang Yimou). Es rápido, letal y acrobático; exige una precisión absoluta con los tiempos para poder realizar los desvíos y esquives, fundamentales para darle la vuelta a los duelos tanto con soldados rasos como con héroes valerosos e incluso monstruos mitológicos.

La curva de aprendizaje es extremadamente dura debido a la inclusión de un jefe en el tutorial que está fuera de lugar y que da una idea equivocada del nivel de dificultad del resto de la aventura, mucho más razonable.

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La acción comienza en la rebelión de los turbantes amarillos y cubre los episodios más icónicos de la primera parte de la novela, confeccionando una quincena de niveles con dinámicas variadas que van desde la infiltración en el palacio del eunuco Zhang Rang a la trágica quema de la antigua capital Luoyang, que el tirano Dong Zhou ordenó para cubrir su retirada. Los escenarios exhiben una notable verticalidad que saca el máximo partido a la agilidad del personaje, capaz de escalar tejados para tender emboscadas.

Un taoísta corrompido que manipula a los personajes desde las sombras ejerce de tenue hilo conductor, que sin embargo no ayuda a ordenar la pléyade de figuras históricas que intervienen. Exceptuando las más importantes como Cao Cao o Liu Bei, el resto se va sucediendo con tanta rapidez y de manera tan superficial que no consiguen destacar. Los episodios que se narran son apasionantes, pero Team Ninja parece dar por supuesto una familiaridad previa con ellos que limita su comprensión.

Wo Long hace gala de una dirección artística encomiable que ensalza las virtudes de la tradición pictórica oriental, pero está completamente desfasado técnicamente. Además, existe una obvia contradicción entre la función narrativa de los personajes que te acompañan en la aventura y su función jugable, ya que estropean por completo el delicado equilibrio de los duelos, sobre todo contra los jefes.

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Sin embargo, su núcleo lúdico es tan arrebatador y la ficción de la que se nutre tan rica en matices, que merece la pena emprender el viaje para purificar nuestro Qi.