El Archivo Histórico de la Nobleza, archivo estatal dependiente del Ministerio de Cultura y Deporte, ha hallado seis cartas inéditas escritas por el pintor Joaquín Sorolla, de quien este año se conmemora el primer centenario de su muerte (1863-1923).

Los manuscritos incluyen bosquejos y notas sobre retratos que el artista estaba pintando en ese momento y completan la documentación custodiada en el Museo Sorolla, donde se conservan las respuestas enviadas por el VII conde de Villagonzalo.

El hallazgo ha tenido lugar durante los trabajos técnicos previos a la digitalización del fondo de los condes de Villagonzalo, al que pertenecen las cartas y sus respectivos sobres. El descubrimiento ha sido totalmente inesperado porque las misivas se encontraban entre justificantes y recibos domésticos, como impuestos y facturas de agua, teléfono, alimentación y peluquería, entre otros.

El público podrá ver por primera vez algunas de estas cartas a partir del próximo 8 de octubre en el propio Archivo Histórico de la Nobleza, con motivo de la exposición Mujer, Nobleza y Poder, que se presenta mañana en Toledo.

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En esta muestra, que estudia la vida cotidiana de importantes mujeres de la historia de España, las cartas de Sorolla se expondrán en el contexto del mecenazgo, del que se beneficiaron otros maestros de la pintura como Francisco de Goya.

Trazos, negocios y confidencias

En una de las cartas, fechada el 5 de julio de 1907, se aprecian los croquis de la pareja de retratos que Sorolla realizó ese mismo año a los reyes Alfonso XIII, con uniforme de húsares; y Victoria Eugenia de Battemberg, con mantilla, ambos en los jardines de La Granja. El autor acompañó cada boceto con notas sobre la dificultad del proceso –“por la brillantez fina de la luz solar reflejada”- y la personalidad de la reina, que le pareció “un encanto” y culta.

Otro de los documentos descubiertos contiene referencias al retrato a María Luisa Maldonado, hija del conde de Villagonzalo. Para Sorolla fue un encargo importante: llevó el cuadro a su exposición de 1908 en Londres y le ayudó a acrecentar su reputación internacional. En su correspondencia con el conde dejó por escrito cómo transcurrieron las citas de posado con su hija y confirmó el precio de la obra, por la que cobró 20.000 pesetas.

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Pero el contenido de estos papeles trasciende lo puramente comercial. El valenciano explicitaba las muestras de afecto y compartía confidencias, en tono jocoso, en torno a las críticas que ciertos clientes hacían de su trabajo.

Gracias a las cartas de respuesta que conserva el Museo Sorolla se sabe que su interlocutor le aconsejaba que no hiciera caso y que pintara como le pareciera “justo y correcto”, no dejándose influir por nada.

En este sentido, las cartas permiten profundizar en la amistad que Sorolla tuvo con la élite social de su época. El VII conde de Villagonzalo, Mariano Miguel Maldonado Dávalos (1851-1921), era coleccionista y fue senador por derecho propio y embajador de España en Rusia. Se casó con Fernanda de Salabert Arteaga, marquesa de Valdeolmos. El domicilio familiar estaba en un palacete de la calle San Mateo de Madrid, edificio todavía existente.

Una nueva fuente para la investigación

Los materiales hallados en el Archivo Histórico de la Nobleza representan una valiosa fuente para la investigación en torno al proceso creativo de Sorolla y en torno a sus retratos, considerados un capítulo esencial de su evolución pictórica y de su relación con los maestros de la pintura española.

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Cronológicamente, la documentación se corresponde con una etapa de consolidado reconocimiento internacional para el artista, tras haber desarrollado con éxito numerosos géneros pictóricos.

El descubrimiento ha sido posible gracias a los trabajos preparatorios emprendidos por el Archivo Histórico de la Nobleza para la digitalización sistemática del fondo de los condes de Villagonzalo, que el propio archivo custodia como comodato. El fondo está compuesto por 491 cajas, cada una con una media de 1.700 documentos, recopilados a lo largo de cinco siglos, entre 1417 y 1917.

En este mismo fondo documental, el archivo halló en 2019 el que probablemente sea el primer documento oficial que testimonia la llegada de Cristóbal Colón a las costas peninsulares tras la travesía oceánica que supuso la llegada a América, y que está datado el 3 de mayo de 1493.