Fernando Zóbel ha sido uno de los grandes artistas de la posguerra además del impulsor del Museo de Arte Abstracto Español en Cuenca. Su papel como centro de la energía y catalizador de una época fue “fundamental para el reconocimiento de nuestra generación abstracta”, considera Alfonso de la Torre, comisario de Zóbel y grandes artistas de posguerra, la primera muestra organizada por la galería barcelonesa Mayoral en Madrid y que puede verse en la Fundación Pons. Tomando a Zóbel como núcleo central la exposición establece un diálogo entre sus obras y otras creaciones abstractas de la posguerra española.

Casi la mitad de las piezas que podremos ver hasta el 21 de marzo pertenecen a Zóbel mientras que la otra mitad aparecen firmadas por Eduardo Chillida, Luis Feito, Juana Francés, José Guerrero, Manolo Millares, Joan Miró, Jorge Oteiza, Pablo Picasso, Gerardo Rueda, Antonio Saura, Pablo Serrano y Antoni Tàpies. La muestra “se imbrica con una renovada fuerza que hay en el contexto internacional de reivindicar la pintura de posguerra”, comenta Alfonso de la Torre. “Desde la mirada tutelar de Picasso y Miró nos encontramos con una línea expositiva que habla de lo que pasó en aquel tiempo”, sostiene. Esta pequeña muestra habla del grupo El Paso a través de las obras de Feito, Juana Francés, Saura y Serrano, también del ámbito catalán con la presencia de Tàpies, del poder de la escultura simbolizada en las obras de Serrano, Chillida y Oteiza y de la diáspora americana de José Guerrero.

“La obra de Zóbel se mueve en un conjunto de cuadros que van del 60 al 83 y que viajan desde el signo a la evocación de la memoria”, apunta De la Torre. Muchas de las obras que se reúnen en la Fundación Pons están “marcadas por la historia”. Alguna, como Caracalla, estuvo en la primera muestra en la que el artista se convirtió en abstracto, otra como Aquelarre viajó por diferentes puntos como la Bienal de Venecia, Pedraza formó parte de la primitiva colección de arte contemporáneo de Sevilla y La cascada y Cuatro semanas “cierran el ciclo antes de morir”, comenta el comisario. 

Vista de la exposición

Durante siete años, desde las Bienales de Sao Paulo de 1957 y 1959 y la Bienal de Venecia hasta 1962 y las grandes exposiciones internacionales, que componen un momento memorable, “percibe que nuestras grandes obras de arte se están marchando al extranjero y decide coleccionarlas. Se da cuenta de que estaba, como solía decir, ante una “generación irrepetible” que compondrá el primer Museo de Arte Abstracto de Cuenca”, recuerda el comisario. 

“Hacía tiempo que queríamos desarrollar una muestra como esta en Madrid y lo hacemos volviendo a los grandes valores de esa época con figuras como Zóbel, quien supo reunir con generosidad a todo un grupo excepcional de artistas”, afirma Jordi Mayoral, uno de los directores de la galería. La idea de organizar una muestra en Madrid surgió tras el traslado de ARCO de febrero a julio: “queríamos estar cerca de los coleccionistas y no perder el pulso aunque esperamos que la feria se celebre”, matiza. “Su legado sigue siendo vital para entender ese momento. La contribución de Zóbel al arte español ha sido fundamental y, como sucede con todos los  grandes artistas, sus creaciones nos siguen conmoviendo e interpelando hoy”, concluye Mayoral. 

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