Cuando B se encuentra entre C y D. Galería Heinrich Ehrhardt

San Lorenzo, 11. Madrid. De 2.500 a 62.000 euros. Hasta el 25 de julio

Esta es una historia de relaciones visuales, una melodía construida sobre un tema y sus variaciones. El punto de partida es una pintura de Michael Beutler, una pequeña pieza de yeso marcada por una bicromía horizontal blanca y negra. El discurso es sencillo: un diálogo de formas creado a partir de los fondos de la galería que funciona y deja ver las líneas de fuerza que marcan su rumbo: la pintura, las formas orgánicas y un gusto por lo lúdico. Esta pequeña pieza angular de Beutler es un elemento híbrido, su soporte de yeso la hace oscilar entre la escultura y la pintura, la simplificación de formas es total y la propia fragilidad del material, efímero, acaba craquelándose. Sobre este tema se articulan las variaciones de esta melodía formal. Los rectángulos negros saltan al lienzo crudo de Secundino Hernández, en el que gravitan a modo de notas musicales. Muy cerca, André Butzer, continúa con la misma paleta e incorpora los elementos verticales que encuentran su canon en la fotografía de Julia Spínola de unas manos lavándose, icono de la purificación del agua, y en la rejilla en la que coloca irónicamente Mauro Cerqueira una pastilla de jabón para hacer a la brasa. Este Diógenes del artista portugués tiene que ver con la transformación de su ciudad, Oporto, a manos de la especulación, y con las historias que deja a su paso.

En el segundo movimiento de esta sinfonía, la horizontalidad se escapa en pos de las formas centrífugas y centrípetas que salen disparadas en todas las direcciones. Giran nerviosas en los trazos de Otto Ziko, se horadan en la lámina de aluminio de Thilo Heinzmann y descansan en el Florero de latas de conserva de Fernando García, inteligente siempre en sus ironías. En el tercer tiempo, las formas sinuosas que tanto gustaron a los surrealistas impregnan la pintura de Helmut Dorner y la escultura de madera de Kiko Pérez, y se depositan en las naranjas, falsas, de Julia Spínola esparcidas por el suelo. Hay una coda que continúa en los dos despachos anejos, pero con este primer, segundo y tercer tiempo podemos dar la sinfonía por completada.

@LuisaEspino4