España no estará en los cuartos de final de la Billie Jean King Cup. A pesar de arrancar el miércoles en una buena posición para lograr la clasificación, las derrotas de Nuria Parrizas (4-6, 4-6 ante Sloane Stephens) y Sara Sorribes (1-6, 0-6 contra Danielle Collins) dejaron a la selección fuera de la competición por países más importante del mundo con una sensación desagradable: tras ganar el primer día a Eslovaquia en el super tie-break del dobles decisivo, La Armada necesitaba conseguir dos victorias ante Estados Unidos o sumar al menos tres sets para tener alguna opción. No ocurrió ni lo primero ni lo segundo, y España volvió a casa con el ánimo tocado. Después de encajar las bajas de Garbiñe Muguruza y Paula Badosa, que priorizaron la Copa de Maestras (se juega en Guadalajara desde el 10 de noviembre), el equipo se repuso fantásticamente y suplió con ganas, esfuerzo y trabajo la pérdida de sus dos líderes. El final, sin embargo, fue duro con un grupo que se ha vaciado de principio a fin.

La serie ante Estados Unidos comenzó con una decisión clave. Anabel Medina, la capitana, entendió que necesitaba reservar a Carla Suárez tras exprimirla el lunes. La canaria, que jugó individuales y dobles, ha pagado estos meses el impacto del linfoma de Hodgkin, un tipo de cáncer al que venció para volver luego al circuito y despedirse dentro de la pista. Así, Suárez, que no jugará más después de ponerse la camiseta de España en Praga, se sentó en el banquillo para ver debutar a Parrizas en la competición. 

La granadina nunca le perdió la cara al encuentro, jugando de tú a tú con Stephens, pero pagó la inexperiencia en partidos con niveles tan altos de presión. Parrizas, por ejemplo, no gestionó bien qué puntos eran importantes y qué otros permitían fallar, flaqueando cuando en momentos que Stephens afrontó con una concentración granítica.

Así, Sorribes salió a la pista para medirse a Collins obligada a ganar al menos un set, lo que habría permitido llegar al dobles con vida. Después de echarse el equipo a la espalda el primer día para tumbar a Eslovaquia, la castellonense volvió a asumir la responsabilidad de una líder y afrontó el duelo frente a Collins con la garra habitual. Esta vez no sirvió de nada ante una rival inspirada de inicio a fin.