España ya ha dado el primer paso para estar en las semifinales de la ATP Cup. Sin Rafael Nadal, que tomó la decisión de no jugar pensando en controlar las molestias de su espalda que lleva días arrastrando, Pablo Carreño (6-2, 6-4 a John Millman) y Roberto Bautista (4-6, 6-4, 6-4 a Álex De Miñaur) dieron la primera victoria a la selección, coronada con el dobles que Carreño y Marcel Granollers ganaron a John Peers y Luke Saville por 6-4, 7-5 (3-0 a Australia). [Narración y estadísticas]

“Venía entrenando muy bien, sintiéndome genial, y de repente parecía que no sabía jugar al tenis”, dijo Bautista. “Él es un gran competidor al que nunca había ganado. He empezado a una intensidad insuficiente, pero a medida que han pasado los minutos me he ido agarrando al partido”, prosiguió el español. “He identificado que necesitaba una velocidad más. He terminado jugando muy bien, a un ritmo alto. Ha sido una gran victoria para mí”.

“Tenía un poco más de nervios y presión de lo habitual porque era el primer partido aquí en Australia”, explicó De Miñaur. “Estoy feliz de haber dado un nivel alto, pero no pude mantenerlo. “Tenía un plan y estaba jugando un buen tenis, pero hoy se me escapó”.

Al principio, De Miñaur se llevó una alegría cuando vio que su rival pasaba a ser Bautista, y no Nadal. Entendió el australiano que arrancarle la victoria al número 13 sería más fácil, que a él podría hincarle el diente, que Bautista era más asequible (2-0 a su favor en el cara a cara). 

De Miñaur, durante el encuentro ante Bautista. Dave Hunt EFE/EPA

Con esos pensamientos circulando por su cabeza, De Miñaur salió como un cohete y se comió la primera media hora del encuentro espoleado por un ritmo frenético: en 33 minutos, el australiano sacaba por el primer set con 5-1 en el marcador después de una exhibición ofensiva de la que intentó alimentarse cuando las cosas se pusieron feas un ratito después. 

De Miñaur, campeón de Antalya hace unas semanas, jugó los primeros tres cuartos de hora del cruce ante Bautista como si la cuarentena obligatoria a la que se enfrentó al llegar a Australia no hubiese emborronado las buenas sensaciones con las que inició la temporada. Atacando, rugiendo, pegando, volando.

Con todo en contra, escuchando en cada descanso los consejos de Nadal en el banquillo del equipo español, Bautista hizo lo más difícil. Serenarse. Analizar la situación. Recuperar su juego. Meterse en el cruce. Y romper dos veces el servicio del australiano para sacar por el 5-5 en un parcial que tenía perdido. 

Fue nadar para morir en la orilla: sin perder los nervios, y mira que la situación favorecía la llegada del pánico, De Miñaur le arrebató el saque a su rival y amarró una primera manga que se le había complicado hasta el extremo. 

El rumbo del partido, sin embargo, cambió por completo.

Esa reacción de Bautista en el tramo final del primer set le abrió las puertas de la victoria. “¡Cada vez estás más cerca! ¡Aprieta ahora!”, gritó Pepe Vendrell, técnico del castellonense, justo antes de que el tenista lograse un break al inicio de la segunda manga (2-1) con el que cimentó el camino hacia la victoria.

A partir de entonces, Bautista subió dos marchas hasta endurecer los peloteos y encontrar lo que perseguía: la desesperación de su rival, que al perder la paciencia también perdió el partido. “Estoy ganando los juegos por huevos, pero no gano los puntos. “¡Dime algo!”, le pidió De Miñaur a su entrenador Adolfo Gutiérrez, con el que lleva toda la vida en Alicante

Demasiado tarde para frenar a Bautista, todavía invicto en la ATP Cup (7-0) y con galones para sostener a España sin la presencia de Nadal.